-Nada papá- hablaba Panchito con una voz triste e incluso la mirada caída que escondía su sombrero charro- Me gustaría poder compartir lo que tú sientes...pero no puedo.

-Panchito...

- Papá yo no amo a Eliza, no la amo como tú amas a Mamá- el gallo colorado en verdad denotaba tristeza al hablar. En qué había pensado cuando decidió casarse y cumplir un sueño que nunca fue suyo.

-¿Entonces Francisco qué demonios quieres? Te casaras con una buena muchacha, tendrás una familia e incluso podrías ser gobernador del pueblo!- habló emocionado el señor Gonzales pero su emoción desapareció al ver a su hijo.

-Yo...- Panchito levantó la mirada y sonrió - yo quiero vivir la vida que siempre soñé, tocando la guitarra por el mundo y escribiendo canción que todos recordarían - su sonrisa se convirtió en un sonrojo - ...Estando junto a alguien que en verdad me ame.

-Esas son tonterías Junipero!-

-Papá!

-Mueve Francisco será mejor que lleguemos temprano a casa y pongamos estas flores en agua - soltó un suspiro de cansancio el señor Gonzales pero después volteó a ver a su hijo molesto y con una mirada desaprobadora - Y vete olvidando de esos estupidos sueños de ser cantante y esas mariconadas, eres un gallo y los gallos se quedan en casa a cuidar a las gallinas y sus polluelos. 

Al escuchar esto algo se rompió dentro de Panchito, sintió como si su pecho se quebrara en cientos de pedazos y cada uno de ellos se clavara en su corazón, parpadeo varias veces para evitar las lágrimas pero estas lo traicionaron y lo único que pudo hacer fue pasar rápidamente su brazo secando sus lágrimas y escondiendo su triste rostro tras su sombrero. Aquel día algo en Panchito cambio, se dio cuenta de algo que jamás quiso ver y es que el mundo era cruel, era horrible para alguien diferente y si trataba de ser libre lo uno que ganaría sería el rechazo e incluso odio de los demás sin importar si eran sus amigos o familia.

"Oh José...Ahora entiendo lo que has pasado todo este tiempo, por un momento me puse tú piel y pude sentir el verdadero rechazo de quienes amas, ahora entiendo porque te hundes...creo que yo también comienzo a hundirme, me estoy hundiendo y cada vez más estoy más lejos de la orilla ¿Quien podría salvarnos si solo nos tenemos a nosotros?"

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Mientras en la casa de los Gonzales la señora Maria enseñaba a su invitado brasileño las fotos de su familia sobre todo la de sus hijos que en las fotos apenas eran unos pequeños polluelos. Entre pláticas y risas la tarde así pasó, a José le agradaba mucho la madre de Panchito se podía ver cuanto amaba a su familia y era una señora muy agradable pero de todas formas seguía pensando en aquel gallo colorado que no había visto en todo el día y extrañaba tanto, quería verlo, pasar el día con el...estar a su lado.

Cuando la hora de la cena llego todos estaban preparando la mesa, de la cocina emanaba un delicioso olor a café de olla y pan dulce. Mientras Pedro, la señora Maria y la nana Clara ponían las cosas para la comida pero José miraba por los ventanales el inminente atardecer y el nacimiento de la noche, había sido un al día triste para el lorito, no pudo estar con el gallo como tanto lo anhelaba pero justó cuando ya se había dado por vencido logro divisar al gallo y a su padre.
No puedo evitar sonreír al ver a Panchito, se veía tan varonil y guapo con su traje de charro y cuando se quitó el sombrero el corazón de José estalló que no pudo evitar un fuerte suspiro de amor.

Alma Mía   •[[PanJose]]•Onde histórias criam vida. Descubra agora