ARRULLO DE ESTRELLAS

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Antes de ser partícipes del recorrido, nos enseñaron un video donde sale hablando Ed Warren, hablando sobre el lugar. Video que siendo honesta, no le presté demasiada atención, ya que el video se encontraba en inglés y aunque no soy mala en el idioma, tampoco lo domino a la perfección. Becca por el contrario le entendía a la perfección. Podríamos decir que el recorrido empezó bien, el guía comenzó a hablarnos sobre las cosas que se encontraban en ese lugar.

También se nos pidió que no tocáramos nada y que si eso llegaba a suceder, que por favor le avisáramos. Y fue justo en esos precisos instantes en los que lamenté haberle hecho esa broma a Evangeline hace cuatro años. Ya que se me había olvidado que tengo una cabrona por amiga.

Rebecca traía escondido una pequeña muñeca de trapo, y no sé aun como lo hizo, pero logró que me cayera desde uno de los estantes, justo en el preciso momento en el que el guía decía que los demonios podrían poseernos, si tocábamos algo de lo que lo estaba ahí.

El grito que di se escuchó a cinco cuadras a la redonda. Después de eso el guía nos pidió que nos retiráramos y que hiciéramos el favor de no volver.

— ¿Cuál era el punto de hacerme eso? —mi amiga responde con un encogimiento de hombros —. Ni tú vas a poder regresar a este lugar.

—Denise, creo yo que la respuesta no te va a gustar —arqueo una ceja esperando a que responda mi pregunta —. Cuando salí de con mi tío, recibí una llamada de Angie, al parecer tu habías hablado con ella.

—Sí, ella me había hablado para saber cómo me encontraba y de si estaba disfrutando el viaje.

—Ella también me dijo que le habías comentado de nuestra visita a este museo, y me pidió que te hiciera una pequeña broma allí dentro —quedo con la boca abierta al escuchar eso.

— ¿y tú como buena samaritana que eres, accediste?

—Ella quería cobrar venganza sobre el asunto de Mazamitla. Ricardo seguiría después, aunque acá entre nos, eso nunca va a pasar —rio al imaginarme a Angie tratando de hacerle una broma a Ricardo.

—Sería igual que cuando Justin Bieber quiso hacerle una broma a Rob Dyrdek —mi amiga me toma del codo para seguir caminando —. Nunca pensé que Angie tuviera esa sed de venganza.

—Creo yo que todos en algún momento queremos cobrar todos esos momentos infernarles por los que pasamos.

—No te voy a negar que también ha pasado por mi cabeza ese pensamiento. Pero solo es eso; pensamientos.

—Eso del ojo por ojo nunca ha sido bueno, a este paso el mundo quedaría ciego. Por eso es mejor dejar que las cosas caigan por su propio peso —suspira —. Tengo una amiga, vecina en Asunción. Durante gran parte de su infancia fue molestada por un niño, incluso era algo violento. Imagina su sorpresa al ver que pretende a su hermana menor. Hermana a la cual está muy unida. La venganza llegó sola.

—Es cierto que todo cae cajo su propio peso —las dos callamos al escuchar cómo suena mi teléfono. Con un mal disimulado desinterés, lo saco de mi bolsa. Gael.

—El amor te lleva hasta las nubes —Becca truena los dedos en mis narices —. ¿Hasta cuándo dirán lo que sienten?

—Qué te valga Becca —respondo de inmediato la llamada —, ¿bueno? Aguarda un segundo —tapo la bocina mientras miro a mi amiga, quien luce muy interesada en la llamada —. ¿Te importa?

—Oye chica, no niego que Florentino haya sido un puto obsesivo, pero a este tipo le hace falta más pasión en la sangre, como lo era él.

— ¿Y quién es Florentino? —le pregunto sin comprender.

—Uno de los protagonistas del amor en los tiempos del cólera —arqueo una ceja.

La única excepciónWhere stories live. Discover now