Epílogo: El respetable y noble clan Uchiha

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Un pequeño niño de seis años, pelo negro y ojos oscuros corría apresurado por las calles de la villa, en la espalda de su camiseta azul oscuro podía verse con claridad el símbolo de su clan. Estaba anocheciendo, realmente se le había hecho muy tarde al salir de la academia.

Ese día ni sus padres ni sus hermanos habían ido a esperarle a la salida de clase, y le resultaba raro no haberse encontrado ni siquiera con alguno de sus tíos. Agarró con fuerza la bolsa donde llevaba sus libros y kunais, y corrió más rápido. Seguramente, su madre le gritaría por llegar tarde a cenar.

Llegó por fin a las calles que formaban su barrio, el lugar donde vivía su familia que era ni más ni menos que los Uchiha, un respetable y noble clan de poderosos ninjas poseedores del Sharingan, por todas partes podían verse abanicos blancos y rojos como el que adornaba su espalda, el emblema de su clan.

La casa donde él vivía era una de las más grandes, al lado vivían sus tíos, en la calle de enfrente su otro tío y un poco más lejos unos amigos de sus padres que todos consideraban de la familia. Al pasar por las calles le extrañó que todo estuviera tan silencioso, su tío Kotaro era muy ruidoso, tal vez estaba entrenando.

Comenzó a preocuparse al no ver luz en las ventanas, ¿sería posible que su tío Itachi se hubiera ido a dormir ya?, ni siquiera su propia casa estaba iluminada y eso si que era raro, con todos los hermanos que tenía siempre estaban las luces encendidas.

Además, su madre seguramente estaba preparando la cena en esos momentos, esa mañana le había prometido que cocinaría sopa de tomate, su plato favorito y también el de su padre a quien le había parecido muy bien el menú.

Pero al llegar a la puerta de su casa no oyó ni vio a nadie, un poco asustado entró quitándose los zapatos en la entrada y arrojando su bolsa a un lado.

- ¡Mamá!, ¡Papá! ¡Ya he llegado! – Les llamó buscándoles por la casa – ¡Aniki! ¡Sanosuke-niichan! ¡Ryo-niichan!

Nadie contestó, puede que todo eso fuera un juego de sus hermanos para asustarle, pero ya no le resultaba divertido.

Cuando hubo mirado en la cocina y comprobado que su madre no estaba allí, decidió ir a la sala más grande de la casa, era el último sitio que le quedaba.

Se detuvo junto a la puerta y alargó una temblorosa mano hacia ella cogiendo aire para armarse de valor, un escalofrío le recorrió la espalda.

Cuando de un fuerte tirón abrió la gran puerta ensanchó mucho los ojos y la boca formando una "o".

- ¡SORPRESA! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! – Gritaron todos los presentes saliendo de las sombras.

Allí estaban todos. Su madre mirándolo con sus cariñosos ojos verdes acariciándose la barriga de casi 9 meses de embarazo y cogiendo la mano de su hermanita Mikoto de cuatro años tan parecida a ella, su padre con su típica media sonrisa cargando a Midori su hermana de tres años que tenía los ojos de su padre y el pelo del color de su tío Kotaro, quien por cierto se encontraba también allí tan alto como siempre a sus veintiún años y dedicándole una de sus sonrisas.

Más atrás pudo ver a su Aniki, Daisuke a sus dieciséis años ya era jounin y ninja médico como su madre, a Daisuke mucha gente lo confundía con su padre Sasuke hasta que les miraba con sus chispeantes ojos verdes.

A su lado se encontraban los gemelos Sanosuke y Ryo de once años, ambos acababan de graduarse como gennins y portaban con orgullo sus recién conseguidas bandas, los dos eran pelinegros aunque si se miraba bien, el pelo de Sanosuke tenía algún reflejo fuxia y desde luego Ryo había heredado los ojos jade de su madre. Los dos hermanos tenían la capacidad de su tío Kotaro para meterse en líos.

EL PACTO ( SASUSAKU)Where stories live. Discover now