♦♠ XVI ♣♦

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Esa mañana lo único que hicieron fue descansar, la noche anterior habían olvidado esa tarea diaria por completo, al igual que vestise luego de secarse. NamJoon se encontraba abrazando a SeokJin por la cintura con un brazo y el otro bajo su cabeza, durmiendo placidamente junto al cuerpo de SeokJin. Al este despertar se volteó con cuidado, acariciando la mejilla del menor, notando algo de fiebre, lo miró y rodó los ojos, claro, tan siquiera ropa interior tenían puesta. Se levantó con cuidado, notando un fuerte dolor en la cadera que le hizo maldecir hasta el mundo, caminó cogeando hasta su ropa tirada en el suelo después de cubrir a NamJoon hasta el cuello con la manta. Se vistió y fue a su habitación, posteriormente se duchó y miró el botiquín, buscando alguna medicina que podría ayudar con el de 23. Al no encontrarla se dirigió con las sirvientas de la cocina que al verlo saludaron y se preocuparon. Por más que el de 27 quisiera disimular tal vez y era más preocupante así que lo dejó.

- Permiso, ¿Serían tan amables de decirme donde estan las medicinas para la fiebre? - La mujer más adulta lo miró.

- Debe ir con el médico de la familia del Joven NamJoon. - SeokJin asintió. - Permitame llevarle.

El chico le sonrió con amabilidad para asentir nuevamente. La mujer, visiblemente mayor que él lo guió hasta el lugar, parecía una puerta común y corriente para entrar a una habitación normal; pero no. Su mundo, por lo que estudió para toda su vida estaba prácticamente ahí y a pesar de que ya sabía le impactó, porque recordó, luego de mucho que había pacientes que el tenía, debía atender y que tal vez y por él no estar ahí se habían ido del mundo y muchos lo maldecían por desaparecer. Sus ojos se aguaron y agradeció en un suave susurro para entrar a la habitación, miró todos los estantes con cuidado, no tocando ni una sola herramienta de las cuales el era sumamente cuidadoso.

Un hombre de al menos unos 46, apareció detrás de SeokJin. Lo miró y al de 27 voltearse pegó un salto del susto, no lo había oído llegar.

- ¿Le puedo ayudar en algo? - SeokJin asintió.

- Necesito ibuprofeno. Noté que no tengo en mi botiquín. - explicó, el hombre lo miró con leve desconfianza, había lidiado con muchos que pedían para suicidarse y sabía que ese chico no saldría de ahí.

- ¿Puedo preguntar para qué? - SeokJin se ahorró la larga explicación.

- Fiebre. - El hombre se acercó a uno de los tantos estantes de cristal para agarrar una botella pequeña del medicamento y así entregarla a SeokJin quien la tomó y leyó con cuidado. - Gracias.

Concentrado, frunció el ceño mientras que el médico arqueó una ceja. Necesitaba ese chico fuera, no tenía que más hacer ahí.

- Esta caducada. -SeokJin lo miró de reojo con cierta molestia. - No la puedo usar.

- Para alguien que quiere matarse está perfecta. - SeokJin frunció el ceño y se deshizo de aquello para buscar uno más adecuado.

- ¿Qué tipo de doctor insulta a otro de esa manera? Y no solo eso, insitarme a cometer suicidio, ¿Por que? - Miró la etiqueta de aquella medicina, luego viendose satisfecho, luego observó al mayor. - No me falte el respeto de esa manera. Se lo digo de doctor a doctor.

Caminó fuera del lugar, a la cocina, dejando al hombre con la palabra en la boca. Estaba un poco molesto por ello; pero debía calmarse, era lo mejor que podría hacer. Pidió un desayuno nutritivo, lleno de frutas, todo se puso en la bandeja de plata para SeokJin caminar a la habitación de NamJoon. Al entrar notó que seguía dormido; pero esta vez con el ceño fruncido y removiendose buscando una posición más cómoda para seguir su larga siesta. El de 27 se acercó dejando todo en la mesa de noche más cercana, se sentó junto a NamJoon y le besó la frente con ternura, luego las mejillas y nariz y sus ojos cerrados. El de 23, ante un llamado a despertar tan tierno, abrió sus ojos y se estiró.

- Buenos días casi tarde, cielo. - Saludó SeokJin acariciando el suave cabello enredado de NamJoon.

El de 23 hizo un par de ruidos, uno de afirmación y otros más relacionados a las caricias en su cabeza. No quería levantarse, no se sentía apto en ese momento.

- No quiero hacer nada hoy. - se quejó y se cubrió hasta la cabeza.

SeokJin sonrió y le quitó la sabana, el chico tenía sus ojos cerrados otra vez, en cualquier momento se podría volver a dormir.

- Hey, ten, desayuna y toma esto. - NamJoon miró lo que el de 27 tenía en su mano. - Luego te duchas, te pones ropa cómoda y vuelves a dormir, ¿Sí?

- Suena como mucho trabajo. -se volteó otra vez. SeokJin arqueó una ceja y sopló el oído de NamJoon haciendo que este se queje y lo mire, sentandose en la cama, molesto, pues no lo dejaba dormir ni su novio.

La bandeja se le fue puesta sobre las piernas y comenzó a comer de mala gana, no tenía hambre. En cambio, SeokJin le sonreía, esperando a que comiera un poco más para darle el ibuprofeno. No pasaron 15 minutos y NamJoon estaba siendo mimado en extremo. Ya se había duchado y estaba vestido cómodamente para continuar su siesta.

- Vendré en 6 horas, tal vez 8 para darte el medicamento otra vez. -NamJoon asintió adormilado, cerrando sus ojos.

- Te amo, NamJoon. - el menor lo agarró de la mano con tímidez, acariciando la misma con sus dedos, en el proceso. - ¿Tu también me amas?

NamJoon asintió levemente. SeokJin sonrió con ternura, entre lazando sus dedos con los del de 23, le parecía tierno estuviera medio dormido sobre su hombro, la tímidez de NamJoon se le hacía adorable, tal vez porque el jamás conoció a alguien así, a excepción de niños. La imagen de ellos sufriendo lo golpeó como si le hubieran lanzado agua fria y luego la cubeta para hacerlo peor.

- Calma. Estaré aquí para tí. - dijo NamJoon al ver el grave estado de SeokJin que lo abrazó con fuerza llorando en su hombro. - Es una promesa.

¿Apostamos? {NamJin}Where stories live. Discover now