heirs & romances [Tom Riddle]

4- Since when?

--A ver si encesto.

Noe se dirige a tirar un buñuelo de nata al tazón de Archie.

--Ni se te ocurra hacerlo --Archie tapa su tazón con las manos.

Corriendo, tapo el mío con mis manos, pero Wood está en las nubes y no tapa el suyo. Ya sabéis lo que pasó después. El buñuelo aterrizó en la leche, salpicando a los de alrededor.

--Joder, Noe, me impresiona tu inteligencia --digo, limpiándome la leche que me ha salpicado.

Wood mira fastididado el buñuelo.

--No se puede estar en las musarañas, Wood --dice Archie riéndose.
--Creo que alguien estaba teniendo fantasías sexuales con Fliss --tras Noe decir eso, todos soltamos una carcajada sonora.
--Eso no es cierto. Estaba mirando a una persona. Ah no, son varias personas --acto seguido se dirige hacia mí--. ¿Desde cuando Ryddle y Sigurdsson son amigos?

Noe y Archie sueltan un "Uuuhhh" largo. Miro hacia donde Wood me señala. Ahí hay cuatro alumnos saliendo. Ahí estan Tom Ryddle y Wiglaf Sigurdsson. Costosamente reconozco a Crisha McLaggen, de segundo curso y también de mi misma casa. También hay otro chico, uno de Hufflepuff.
Todos, menos el primero, charlan animadamente. Salen del comedor, con Ryddle en cabeza.

Qué grupo más raro.

Espero impacientemente la llegada de Ryddle. No quiero entrar sola a la biblioteca.

<<Como no llegue, lo mato>>

Un minuto. Dos minutos. Cuatro minutos. Siete minutos. Diez minutos.

--¡Ya llegué!

Está a mis espaldas. También va con un chico. El de antes, de Hufflepuff.

--¿Se va a quedar? --miré al chico.
--No, ya se va --se dirige hacia el de Hufflepuff--. Nos vemos, Lazarus.

Y el tal Lazarus se marchó. Parecía asustado. Quizá mi comentario l pilló con la guardia baja.

--No perdamos más tiempo.
--Siento haber llegado tarde.

Me río desganada, qué ironía.

--Te disculpas por la tardanza, pero te da igual como me faltaste ayer al respeto.

Me agarra de la mano, haciendo que pare de andar.

--Sé que estuvo mal lo que te dije.

Miro nuestras manos entrelazadas, extrañada por esa acción.

--¿Y...? --preguntó, subiendo la ceja.
--Eso. Que estuvo mal. Nada más.

Jamás será capaz de diculparse de verdad. No sé ni porque lo intento.