43- Impostor

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Cortamos el largo beso de improviso al sentir el pesado cuerpo del basilisco rodearnos con lentitud. Habiendo clavado la vista en el suelo, nuevamente escucho unas palabras en pársel salir de la boca del Riddle y, sin que yo lo hubiera visto, me coge de la mano y tira hacia mí. Esto me obliga a caminar apresurada, actividad poco recomendable ya que trataba de recuperar la respiración normal arrebatada por la intensidad del beso.

No sé si fueron uno o cinco minutos, pero en lo que pareció una milésima de segundo ya habíamos vuelto al baño. Con la mirada un poco borrosa y el corazón a mil percibo el rubor de Riddle, quién me mira con ojos dubitativos.

    —Erika, siento haberme tomado muchas libertades, no me podía aguantar —se acerca con preocupación y yo asumo que lo dice al haber observado mi cara entremezclada de shock y gusto—. Entiendo si quieres irte ahora a tu hab...

    —No, Tom —le interrumpo, cogiendo con firmeza su mano y mirándole directamente a los ojos—. Llevo ocultando mis deseos mucho tiempo. Desde aquel trabajo de historia juntos, aquella bofetada durante la pelea con Troy, el lago... —escucho como suelta un sonoro suspiro—. Quiero pasar contigo una noche —tomo un paso hacia él—. como si sólo existiéramos nosotros dos.

Nuevamente se produce el encuentro entre nuestros labios, fresco y sabroso como la primera vez. Sus manos juguetean alrededor de mi cintura y tras unos segundos una de ellas se apodera de una de mis nalgas, dejándome sin respiración. Sin un mínimo de torpeza, me empuja con suavidad hacia los lavabos.

    —Si necesitas que pare en algún momento —musita de forma entrecortada—. Me avisas y lo haré.

    —Necesito que sigas.

Sus manos alcanzan mi sudadera y la sacan por mi cabeza, desvelando una camiseta blanca de tirantes. A la par, aunque con más dificultad, voy abriendo cada botón de su camisa arrugada bajo mis manos, hasta lograr que se despoje de ella y deje al descubierto un cuerpo tonificado. Mis manos con curiosidad van dibujando cada línea de su torso, desde las marcas de su clavícula hasta los abdominales, y entonces soy consciente de lo mucho que lo necesito.

Sus dedos juegan con el tirante de la camiseta, y a esperas de un poco de iniciativa por parte de él, me quito con agilidad la camiseta. Su mirada se dirige a mis pechos y sin timidez alguna los coge con ambas manos, apretándolos de vez en cuando a la par que me deja suaves besos por el cuello. En medio de toda la pasión que brota de nuestro cuerpo, me deshago con cuidado de mis pantalones y quedo casi por completo al descubierto, salvo por la ropa interior. Tom aprecia el momento y se separa un metro para atrás.

    —Eres preciosa, Erika —se muerde el labio y con rapidez nos volvemos a besar, aumentando la desesperación de tenerle dentro de mí. Con sus manos juguetea con el broche de mi sujetador y vacilante, lo suelta, dejándolo caer al suelo.

Con la boca, va dejando un rastro de saliva desde mi cuello hasta la proximidad de mi pecho. Dejo mi cabeza caer hacia atrás al sentir su lengua rodear mis pezones, para luego morderlos. En mitad de esta lujuria, su mano se cuela en mi entrepierna, debajo de la ropa interior, acariciando con suavidad mi clítoris y poniendo mi corazón a mil por hora.

    —Oh Tom —digo con dificultad entre gemidos—. Sigue.

Comienzo a sentir que mi cuerpo se aproxima al tan deseado orgasmo. Sin embargo, Tom se separa de mi cuerpo lentamente y con cierta malicia asomando en su sonrisa.

    —Todavía no —empieza a quitarse el cinturón, y yo lo interpreto como una luz verde para que yo me quite de la única prenda que me quedaba.

Tom mira con recelo lo que se alcanza ver de mi entrepierna y, acto seguido, se agacha para quitarse a la vez los pantalones y los calzoncillos, dejando a la vista aquella parte que una vez toqué en el lago. No puedo evitar sonrojarme a la vista de su pene empalmado.

    —Erika —se encamina hacia mí, y gimo al sentir su aparato rozar el mío—. Eres el objeto de todos mis deseos.

Ayudada por el impulso que me proporcionan las manos de Riddle en mi cadera, consigo quedar sentada y apoyada sobre el lavabo, justo al nivel de su intimidad. Y justo antes de empezar el frenesí de embestidas que nos llevarían juntos al más lujurioso orgasmo, me mira con ojos sinceros y murmura encima de mis labios:

    —Te adoro.

**********

Me desperté al son de los golpes que alguien estaba haciendo en mi puerta e iban acompañados de un sonoro "Erika, abre". En un intento de ubicarme, abrí de golpe los ojos y escaneé mi habitación. Se hallaba vacía, pero en el lado derecho de la cama podía ver plasmada la figura de Tom, que había pasado conmigo y se había ido en algún punto de la mañana. Echo un ojo al reloj de mesa, que me indica que quedan diez minutos para las nueve.

    —Erika, abre —identifico la voz de Liam—. Es urgente, por favor.

Me levanto apresurada, con cuidado de no marearme mucho, y le abro la puerta a Liam.

    —¿Qué ha pasado? —pregunto. Con su mirada me escanea de arriba a abajo.

    —¿Con quién te has acostado? —suelta una risilla al ver que sólo llevo una camiseta ancha, para después mirar el interior desordenado de mi habitación.

    —Pero dime primero, ¿qué ha pasado?

    —Al parecer no nos vamos a casa. El director ha organizado una reunión para todos en el Gran Comedor a las nueve —le echa un vistazo a su reloj—. Es decir, en menos de diez minutos.

Pongo los ojos como platos y suelto un rápido "me cambio y voy contigo" antes de echar a Liam de la habitación y encerrarme en ella. Apresurada, logro ponerme el uniforme y hacerme una coleta baja.

Al bajar a la sala común observo todas las maletas tiradas por el suelo y caigo en la cuenta de que la mía ha permanecido en mi habitación desde la mañana anterior. Les doy un rápido achuchón a los mellizos y tomamos rumbo hacia el Gran Comedor, el cuál estaba ya casi ocupado por completo por todos los alumnos. Le busco con la mirada y allí lo encuentro; sentado entre Malfoy y Flint, con el pelo un poco revuelto y una sonrisa tonta que no hace más que ruborizarme. Una vez que has besado a Riddle, ¿cómo puedes dejar de pensar en sus labios?

Intentando no darle mucha importancia —además, sólo habíamos estado juntos una noche— entablo una conversación con Noe sobre la temporada de quidditch hasta que vemos al director Dippet alzarse y aproximarse hacia la multitud.

    —Queridos alumnos, por fin ya podremos caminar tranquilos por los pasillos de nuestro colegio sin ninguna amenaza —todas las bocas callan y los alumnos se miran sorprendidos entre sí—. Por fin se ha encontrado al culpable de todos nuestros altercados, y debido a vuestro derecho a saber lo que acontece en vuestra escuela, se ha debido a una criatura mágica que tenía un alumno escondida en su respectiva habitación —¿cómo que una criatura mágica de un alumno?—. Por mucho que nos pese, el alumno ha quedado expulsado.

Yo no daba crédito a lo que escuchaba. ¿Qué tipo de mentira que ha inventado Riddle para echarle las culpas a otro? Mis compañeros de casa murmuraban cosas inteligibles, pero de vez en cuando captaba alguna pregunta lanzada al aire como: "¿quién puede tener una criatura peligrosa en su habitación?" o "¿no se da cuenta que su criatura ha matado a una alumna?".

    —En modo de agradecimiento, queríamos otorgarle al alumno que ha descubierto la criatura mágica un galardón por Servicios Especiales al Colegio —se me corta la respiración durante un par de segundos a sabiendas de lo que está por pasar—. Démosle las gracias a nuestro alumno Tom Riddle.

La casa de Slytherin estalla en un mar de aplausos y vítores dedicados al chico que apenas 9 horas antes decía que me deseaba. Siento el disgusto apoderarse de mí al darme cuenta de la nueva y gran mentira en la que está Riddle metido, y me cuestiono si todo lo que me había dicho aquella noche era cierto. ¿Que de verdad iba a cambiar?

    —¿Tú sabías algo? —me pregunta Liam, a lo que yo niego, sin mentir por completo. Desde luego yo desconocía que Riddle fuera a alterar la realidad de tal forma, logrando incluso la expulsión de otro alumno, para no tener que confrontar las consecuencias de sus actos.

Notando como el cabreo va aumentando poco a poco, observo a Riddle aproximarse al director y recibir el premio. Podría haber sido por ser "el embustero del año". 

Se ve que del amor al odio hay un sólo paso, ¿no?

Fin del capítulo 43...

heirs & romances [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora