¿Cómo nos conocimos?

568 50 34
                                    

Especial Usagi x Misaki. 

Jaja, admito que puse ese título tan solo para llamar su atención, porque "Especial III, primera parte" me pareció muy aburrido :v

En fin: Especial III, primera parte.

Narra Misaki:

Las risas de mis compañeros llenaban el salón del club de literatura como repuesta a la historia que Shizuku acababa de contarnos, manteniendo un sonroso de vergüenza en su rostro.

– Oh, ya, paren –pidió mi compañero, tratando de ocultar su rostro de la vista del resto, que no paraban de reír con ganas– a cualquiera le puede pasar...

Ante su reproche, nuevamente estallan de risa los chicos a mi lado, mientras que yo trato de reprimir mis carcajadas, mirando al chico azabache frente a mí con algo de lástima ante su situación.

– ¡Es que no puedo creerlo! –exclama uno de los estudiantes de último grado, tratando hablar entre las fuertes carcajadas que salen de su garganta– ¡¿A quién se le ocurre?! –pregunta, limpiándose una lágrima que comenzaba a correr por su mejilla, debido a lo mucho que ha reído.

– ¡Sí, sí! –secunda otro, golpeando la mesa con la palma extendida, balanceándose adelante atrás, tratando de parar de reír– Shizu-kun, eres único –alaba nuestro senpai, aspirando una gran cantidad de aire antes de volver a explotar en carcajadas.

El oji-azul, víctima de la vergüenza, se remueve incómodo en su asiento, a la vez que murmura algo en tono demasiado bajo, que nadie entiende, pero que al parecer, carece de importancia, pues ninguno de los presentes pide que lo repita.

Con una enorme sonrisa, disfrutando del ameno ambiente que existe en el salón, me quedo observando al resto de mis compañeros, agradeciendo mentalmente de poder ser parte de éste club. Todos los jueves el club se reúne, pero ésta vez, no para leer libros o hacer comentarios sobre éstos; si no que nuestra junta es para relatar lo más relevante de la semana. Es como una sesión terapéutica, pero lo que le da el toque especial, son los comentarios que hacemos, para quitarle importancia a algunas de las tragedias que se relatan, transformándolas así, en simples recuerdos vergonzosos.

– Ah, pues a mí el demonio me lanzó el borrador hoy –relata un chico de cabellos grises, recargando su rostro sobre la palma de su mano– tan solo porque dije que Góngora era mejor escritor que Cervantes... –hace un mohín dejando caer su cabeza contra el escritorio.

– ¡Ah, es verdad! –comento con una pequeña risilla, recordando el regaño que recibió Kazuto-kun en clase– fue realmente gracioso.

– La verdad es que no entiendo por qué te regañó –concluye Onodera encogiéndose de hombros– cada uno tiene sus preferencias en la lectura. Así que, si él no concuerda con tu punto de vista, tan solo debía decirlo.

El comentario del chico a mi lado, deja a todos en silencio, analizando sus palabras, siendo la única interrupción el sonido de la mesa al tambalearse, por recibir la mitad del peso de uno de los integrantes del club.

– ¡¿Verdad?! –exclama con ilusión el peli-plata apoyando sus palmas sobre la mesa, en un movimiento lleno de energía, que genera el desequilibrio del mueble– ¡Lo sabía! ¡Sabía que no era el único que pensaba de ése modo!

– Bueno, puede que tenga que ver el modo en que lo dijiste –acota el de ojos verdes, haciendo una breve imitación de la forma de hablar del otro en el momento– además de que usaste como argumento que el éxito de Cervantes se debía a que era un alfa...

Sé mi príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora