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Freak.


Dicen que soy una chica linda y muy empalagosa.
No quiebro platos, no rompo reglas, no llevo la contraria a mis padres y muy respetuosa con los mayores.

Dicen que soy un ángel obsequiado por Dios, es extraño encontrar una chica buena en una era tan pecaminosa.

Que soy como un conejito peludo lleno de amor.

Y lo soy, sólo que...
De mis mayores secretos, de mis mayores deseos; mi mente parece una bestia endemoniada.

Se olvidan que los conejitos lindos muerden.

Estaba en la escuela, anotaba los temas muy delicadamente mientras el maestro de historia hacía lo mismo en el pizarrón.

Oh, el maestro de historia es un verdadero bombón.

Era el Romeo de todas las chicas, la peor de pesadilla todos  los chicos. Su intelectualidad, su fascinante voz, su increíble y ejercitado cuerpo.

En otra vida, ese tipo debió ser un verdadero actor de cine.

Cine pornográfico claro.

Cuando la campana suena indicando la salida, todas se decepcionan e imploran que alargue más su clase.

Pero yo no digo absolutamente nada, y siento que eso le es una patada a su ego de casanova, a veces me persigue en la hora del almuerzo dando excusas estúpidas de su anticuada clase; o a la hora de educación física, cuando aparenta leer su libro a lo lejos pero en realidad termina viendo mi trasero cada que me agacho a levantar la pelota.

Intento que él de el primer paso de lo que ambos queremos, a pesar de que una relación entre alumna- maestro sea aberrante, nadie tiene que darse cuenta de ello.
En el momento que estaba por salir al pasillo y accidentalmente "quedarme de última guardando mis utensilios" supe que él quería aclarar todo eso de una buena vez.

-No te vayas, cierra la puerta y ponle el pasador- mierda, él me veía con fuego saliendo de sus pupilas, a través de esos lentes que lo hacían lucir más candente.
Yo obedecí sin ponerme nerviosa, luego él me empezó a ordenar con un tono tan fuerte. ¡Ah, cuánto amo cuando él me habla así!

-Ven aquí.

-Maestro, ¿ocurre algo?- puse una cara de cachorrito regañado para hacerlo enfurecer aún más, lo noté desde que aparté mi largo cabello oscuro para que notara mis pechos grandes.

-Ya basta- dijo quitando su maletín de la mesa,- es momento de que dejes de fingir, ¿cómo es posible que una niña de 17 años manipule a un hombre de 30?- esto último se lo dijo así mismo; ponía la palma de su mano en los ojos para evitar verme.

Tenía razón, ya era momento de ser real, caminé lentamente hacia él, rodeando la mesa en silencio hasta que estuve a su altura.

-Es posible que, a usted le guste una buena chica que le haga cosas malas ¿no cree?- con las puntas de mis uñas largas acariciaba sus grandes brazos, haciéndolo erizar inmediatamente.

-Definitivamente, sí- habló tomándome de las caderas hasta subirme muy cerca de su cara.- Deseo una como tú- de pronto, comenzamos a jugar con el chicle que mascaba minutos antes, su lengua junto con la mía estaban en una desastrosa sincronía, nuestras manos estaban alocadas tocando, apretando, degustando lo del otro.
Terminó sentándome en la mesa diminuta donde apenas alcanzaba yo, sus dedos se escurrían dentro de mi falda, donde lograba sacarme suspiros calientes y jadeos que trataba no gritar para que no nos descubrieran.

-Dime "papi"- susurró en mi oído con su aliento dándome un calambre entero de placer.

-Papi- dije excitada de sus besos y mordeduras en mi cuello y mentón.

-Más fuerte- me regañó golpeando mis muslos, castigándome por no obedecerlo.

-Pe.. pero nos escucharán.

-Que lo hagas- más su mano en mi falda volviéndome totalmente desesperada para hacer lo que quería.

-¡Papi!- grité al sentir una sensación que ya conocía antes en mi vientre. Como ví que él no estaba con sus cinco sentidos, quise probar algo.

-Ahora póngame un apodo- hablé pasando mi lengua por su manzana de Adán ya que estaba ocupado deshaciéndose de mi camisa.

-Eres mi conejita- pronunció quebradamente por las caricias que lo hacía endurecer más de lo que estaba.

Falda, fuera.

Camisa, fuera.

Tuvo que meterme un pañuelo a la boca para que mis gemidos no se oyeran por toda la escuela. Me jalaba el cabello con fuerza cuando los dos obtuvimos lo que anhelábamos en nuestras más escondidas fantasías:
Tener el mejor sexo en el salón de clases.

Me causó mucha gracia al salir y ver que ya era de noche y que el conserje no haya pasado por limpiar el aula.

Tuvo la amabilidad de dejarme a mi hogar, haciendo como si entre nosotros no había pasado nada.

Profesor de historia, no se deje llevar por las apariencias, soy una niña que tira más chispa que las mujeres de su edad.

Porque usted atrae a locas como yo.

Sé que le gustan las chicas buenas que le hagan cosas malas.

Y nunca ha visto a una atolondrada como yo.

Póngale sabor a su vida y consígase a una loca.
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"Freak"/ Doja Cat.
He aquí mi pésimo intento de un capítulo algo cachondo. Ah, la verdad es que no soy buena con esos temas, soy un pan de Dios, esto no va conmigo n.n

(Lo dice la que lee marrandas día y noche xD)




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