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Wine pon you.

(I)

Una discoteca a reventar, música retumbando en cada esquina de las calles, centenares de muchachos bien arreglados y cuerpos definidos.

Tenía que relajarme después de un exhausto trabajo en la universidad, Dios necesitaba aflojarme tan sólo un poco.

Yo y mis adorables perras entramos siendo las protagonistas de muchas miradas envidiosas y deseables, mi pandilla no era la más llamativa, pero sí la más elegante de todas esas chicas vulgares que buscaban montarse a un hombre y decir que se lo habían comido.

Ja, ilusas.

De un momento a otro, todas nos dispersamos y nos fuimos a lugares distintos del establecimiento. Yo decidí por mi cuenta ir a la barra en busca de algo refrescante ya que hacía mucho calor.
Varios trataban de coquetearme, sin embargo, preferí enfocarme en el quinto Daiquirí que el bartender me había servido; no es que me hiciera pasar como la más interesante, tengo el lema de: "Pueden ver, pero no cualquiera puede tocar". He descubierto que ese tipo de chicas son las que a ellos los vuelven locos por adquirir aunque sea una noche con mujeres como yo.

No tenía los ojos en nadie. En alguien particular... Pero esa persona sí que los tenía fijamente en mí, y no es que lo supiera, mi instinto me decía que a lo lejos alguien devoraba mi espalda desnuda y quizás más abajo.

Retando a mis sentidos volteé haciendo como si viera a todos bailando para aprovechar mi descuido y mirar. Pero qué sorpresa la que me he llevado.

Nunca creí que él estaría aquí.

Admito que intenté con todas mis fuerzas no reírme o escupir el sensual sorbo que había dado antes de voltear, lo único que se me ocurrió para no parecer una ridícula estúpida fue alzar mi brazo junto a la copa y tranquilamente saludarlo como si fuésemos viejos y apreciados amigos.

Él no reaccionó, pero su mirada seguía atenta en cada movimiento que yo hiciera en la barra, lo que me parece irónico es que él, el rechaza mujeres y orgulloso del campus me estuviera observando tanto. A mí; que yo le parezco un fantasma cuando nos topamos en clases o en los pasillos, en el cafetín o en los auditorios, nunca jamás lo hizo, entonces, ¿Por qué aquí sí?.

De pronto supe la razón.
No me había visto con ese vestido tan figurado a mis curvas, mi cabello rojizo tan largo y lacio más altos tacones que aumentaban la acentuación de mis piernas extremadamente blanquecinas.

Ah maldito cabrón. Sacudí más mis mechones de cabello para atraer más su atención y tomé otro trago, abandoné el asiento con los hombres que me hablaban sin obtener resultado alguno y me acerqué a la pista de baile dónde rapté a una chica morena de un muchacho para bailar tan ardiente con ella. Sentía como sus ojos ámbar nos comía a ambas lenta y gustosamente.

Sentado y con unas cuantas mujerzuelas a los lados, él bebía solamente la botella de whisky mientras disfrutaba el espectáculo que las dos le brindábamos directamente. Para subir un poco más el termómetro, planté un profundo y delicioso beso a la chica que correspondió inmediatamente, giré mi cabeza hacia él y aprecié como se lamía los labios, ansioso de poder estar también saboreándome la boca y apegarme a él lo más que se pueda.

Yo lancé la primera piedra niño tonto guapo y presumido.

¿Será que podrás levantarte del sillón para menearte como lo hago con ella ahora?.

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Me inspiré de la canción: "Wine pon you" de Doja Cat.
Sinceramente sus canciones son tan cachondas y pegadizas UwU.

The Notebook.Where stories live. Discover now