Capítulo 45: Plantas al ataque

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El bosque de aspecto sagrado se desvanecía poco a poco a medida que me adentraba a una zona tétrica.

Las plantas se veían enfermas, pedían ayuda, aire limpio y nutrientes. Una raíz enorme sobresalia del sustrato pardo tapizado de hierba podrida, era una raíz de mamá árbol.

A seis metros de ahí circulaba pesadamente la arteria tapada de un riachuelo de agua hedionda, el cual se purificaba precariamente y en medio de ese recinto de sufrimiento divisé los cuerpos muertos de los árboles sagrados. Aquellos que murieron cuando recién había nacido en este mundo.

Me paralice ante la magia cortante proveniente de las hachas a su lado y al ver cadáveres humanos en descomposición avanzada. Unos no tenían cabeza, otros estaban desmembrados, sus restos esparcidos y huesos enterrados como estacas.

Había un rastro que indicaba cuanto los habían arrastrado por el bosque para servir de abono de plantas que ya no podían salvarse.

Aún si los árboles podían regenerarse en algunas ocasiones lentamente, el acero encantado los había matado hasta el espíritu.

Estaba claro que los árboles sagrados purificaban algo más que el aire, bajo el sagrario moraba una fuerza corrupta, fuente de emanaciones abrumadoras que enfermaban a nuestra especie.

La zona de muerte precedía a un páramo seco, aún con el río lodoso circulando, la humedad aparentemente inexistente se mantenía ausente de proveer vitalidad.

A los límites del recinto observé el bosque barrera, aquel que se extendía a kilómetros a la redonda bordeando todos los bosques arboreos hasta sus confines más recónditos.

Las especies eran duras como roca, árboles de coraza gruesa lucian un ancho descomunal, las lianas retorcidas de enredaderas espinosas semejaban alambres de púas gigantes, entre esa vegetación peligrosa avanzaban pequeños Spriggan espinosos y enormes ents acorazados.

Marchamos por horas al borde del bosque.

Tras una hora de vuelo ininterrumpido adquirí resistencia a la fatiga. El efecto del aliento revitalizador se reavivaba al contacto con corrientes frías de aire.

En ese momento había dos sensaciones térmicas, una era helada aullando con furia, la otra era un aire hirviendo, como el de una onda de calor proviniendo de una explosión.

Me pose sobre una rama de un ent nudoso con corteza opaca y seca.

--Qué está pasando? A dónde vamos?

La nodriza indica que avancemos a los bordes externos a proteger la zona, los humanos están peleando contra la driada y necesita ayuda.

La estupefacción en la que caí presa se acrecentó a medida que llevábamos a las orillas del bosque espinoso lleno de matorrales y plantas más parecidas a trampas con pinchos que a seres vivos.

Empecé a temblar de miedo al sentir tantas presencias extrañas fuera del bosque. Jamás creí salir de la zona segura y hasta entonces comprendí que el mundo exterior estaba dominado por aquellos que nos veían como simples monstruos descerebrados o vegetales...

Bien! si somos descerebrados y vegetales, pero no por ello somos monstruos estúpidos y sin sentimientos. Se entiende?!

La hermana driada luchaba contra cinco humanos. Dos de ellos eran los malditos que me partieron a la mitad.

La gran planta de combate estaba envuelta en espinas y lianas rojas que golpeaban a los enemigos sin piedad, había sangre y bastantes cadáveres en el suelo. Una neblina tóxica se disipaba por efectos mágicos antagónicos.

🌱La chica planta contra el mundo🌱[Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora