Capítulo 20: Sangre en el bosque

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Estos hechos ocurrieron el mismo día que se asesinaron a los hermanos árboles mágicos de acuerdo a los registros en los anillos de la Mega Reyna Nodriza Arborea.
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Cualquiera que la hubiera visto no habría logrado disernir si era una planta o una mujer. Pero si hubieran percibido que la inundaban la rabia y la ira.

Descolgó el báculo en su espalda y lo cambio a modo bayoneta. Una enorme espina roja y negra relucía bajo la luz directa del sol.

--Malditos! Malditos humanos!

Derramó "lágrimas" cuando encontró los troncos cortados. La savia solidificada daba indicios de una mutilación con acero encantado de muy alto nivel, los rastros de magia negra flotaban sin que ella los notara.

--Les dolió mucho... Perdón... Perdóname Nodriza...

Sus lágrimas se convertían en cristales al tocar el suelo musgoso y de este brotaban flores diminutas.

Su piel era verde claro, como las tiernas yemas en un tallo joven. Las marcas en su piel eran las marcas vivas de las hojas y su cabello verde apagado como la hierba de una pradera. El cuerpo de mujer atlética hermosa solo era un adorno, un intento muy antiguo de parecerse a aquellos que admiro alguna vez en el pasado.

Sus ojos rosados ardían con la furia de un volcán, sus hojas se agitaban levantando la hojarasca muerta de sus hermanos fallecidos.

--La van a pagar... No les perdonaré este crimen!

El báculo tocó el suelo y una onda expansiva evocó a las voces ancestrales del bosque.

La humanidad había roto el pacto, el crimen estaba hecho y ella haría justicia.

⚜️⚜️⚜️

--Senti un escalofrío!

--No solo fuiste tú... Es del bosque. Mejor vámonos.

Elro Vacaro y su escudero Valin Groca dirigían un grupo de cinco hombres, valientes pero imprudentes. Los siete habían cometido un crimen terrible: talar árboles mágicos del Bosque sagrado.

De los más antiguos pactos entre especies antiguas, el dios humano había establecido un pacto con los dioses de la flora y la fauna. La descendencia directa de los dioses naturales de carácter espiritual era intocable, a cambio el bosque proporcionaría  frutos en abundancia, tierras fértiles, ríos de agua limpia y aire fresco, pero sobre todo cumpliría con un papel ancestral al mantener los niveles bajos de corrupción en bestias y monstruos.

Elro era un guerrero experimentado nivel 25, rango D+ y con aires de grandeza. Con menos de treinta años y un rango alto se jactaba de ser superior en sabiduría, solo era un arrogante. Su escudero era un chico de no más de diesiceis rango F, recién iniciado en el arte de la caballería mágica.

El resto de su tropa eran simples leñadores y labradores, a lo mucho tendrían habilidades rango F. Los hombres estaban sufriendo la pobreza e imposibilidad de mantener a sus numerosas familias.

Elro les repartiría a los cinco, solo el veinticinco por ciento de sus ganancias y eso les parecía más que suficiente. Ellos hacían el trabajo sucio y él con las manos limpias gozaría del suntuoso botín. "Que los dioses castiguen a los bobos aldeanos" pensaba cada que veía la magnífica madera rebosante de maná y savia de la más fina calidad.

El mercado negro aguardaba, su comprador lo esperaba con sus arcas llenas de oro blanco de Falgos.

--Aun no me explico cómo fue que llegamos tan lejos. Jamás nadie se atrevió a pasar de el bosque barrera de esta zona.

🌱La chica planta contra el mundo🌱[Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora