Capítulo diez.

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Ambos esperaron con ansias para que las horas pasaran rápido y finalmente se hicieran las seis de la tarde. Era un gran día, aunque estaba un poco nublado y seguramente haría mucho frío más tarde. Pero a ella no le importó en lo absoluto, se puso una falda color marfil que llegaba más arriba de las rodillas, una camisa blanca con estampados florales de seda que mostraba un poco por la transparencia, tacones del mismo color de la falda y un ligero maquillaje.

Por otro lado, FP se puso lo que más le gusta, y lo más cómodo de su closet. Zapatos negros, pantalones de chándal negros con una cadena en ellos, franela blanca para cambiar algo y no que todo sea negro, y finalmente su chaqueta de cuero de las serpientes.

Ella lo había llamado un rato antes para decirle que no sabía dónde dejar a los niños, pero le preguntaron a Fred y él estuvo de acuerdo. A ese hombre le encantan los niños, y los niños raramente también le encantan pasar tiempo con él.

"Estás seguro, Fred?" Alice cuestiona.

"Por enésima vez, Alice, sí, estos niños se van a divertir más conmigo que con sus propios padres" Alice y FP voltean los ojos.

"Jughead, Betty y Polly, deben comportarse" ella señala y ellos asienten. Fred se despide y cierra la puerta. "Chicos, no deben comportarse!" escuchan a Fred gritar y a los niños chillar de alegría.

Ambos sueltan una carcajada y finalmente se van a su cita. Él abre la puerta del copiloto para que ella entre y luego entra él.

"No te lo dije antes porque estaban los niños, pero estás jodidamente hermosa, Al". Ella sonríe y siente sus mejillas arder de calor. "Y tú luces jodidamente sexy".

En minutos llegan a Pop's y hacen sus pedidos. "Oh, también me encantan las papas fritas, son lo mejor del mundo" FP dice con una sonrisa y Alice se ríe.

"¿No te he dicho lo mucho que me encanta ambos lados de ti?" ella lo mira mientras él le da una mirada confundida. "Ya sabes... Por un lado eres policía, dulce, suave, y por el otro eres un chico malo del lado sur, atrevido pero aún así sigues siendo dulce, y por supuesto miembro de una pandilla"

Él iba a decir algo pero ella lo interrumpe. "Líder de una pandilla... ¿En verdad pensaste que no me daría cuenta?"

Él tenía un poco de miedo de su reacción, aunque aún no había reaccionado del todo. "Te lo iba a decir hoy, porque tú tuviste la confianza de hablar conmigo sobre tus problemas, pero tuve que guardármelo hasta que salieras de todos ellos"

"No quiero que te 'guardes' nada. No quiero secretos, pero si no estás preparado para hablar no lo hagas" ella le da una sonrisa tranquilizadora.

"Ya estoy preparado por eso planeé esto, quiero contarte todo sobre mí y tú todo sobre ti. Pero tengo una pregunta... ¿Cómo te diste cuenta?"

"Si estuvieras fuera de esa pandilla no tendrías una oficina ahí, eso es solo para los Rey o Reina serpiente. Además... No es por ofender, pero no creo que en tu trabajo ganes tanto dinero como darle a cualquier persona que se te atreviese"

"No eres cualquier persona, para mí eres mucho más que eso" ella le sonríe y antes de decir otra cosa llega la comida.

Ellos comen con calma, hablan sobre los niños y cosas más normales, ya que la tensión se estaba haciendo más y más grande.

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