Capítulo cinco.

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Punto de vista de Alice.

"Por qué no me dijiste que es el cumpleaños de tu hija?" FP pregunta y lo miro enojada con lágrimas en los ojos aún.

"Qué te importa eso ahora?! Ya me voy de aquí, no?!" él voltea los ojos con una sonrisa. "Qué te da risa, FP?!"

"Te vas a ir de aquí, no quiero que estés cerca del supermercado por un tiempo" entrecierro los ojos.

"Qué quieres decir?" limpio mis lágrimas rústicamente.

"Alice, te voy a dejar ir. Estoy poniendo en riesgo mi trabajo por eso no quiero que te acerques ahí hasta que olviden tus ojos, que eso es imposible pero no es el punto ahora, estamos de acuerdo?" mis mejillas arden por el cumplido, pero sigo enojada.

"No estás haciendo otra de tus bromas, no?" pregunto incrédula y él niega con la cabeza mientras se ríe. "Pero las cámaras de seguridad? Deben tener las grabaciones"

"Oh, cierto" él busca algo en su escritorio, saca unas cintas y un CD, y los rompe. "Ya esas grabaciones no existen, y les pedí que no hicieran ninguna demanda"

"Entonces-" este hombre apenas me dejaba hablar, estaba tan nervioso como yo.

"Ah, y toma esto" me tiende una faja de billetes de cien.

"Estás loco? No voy a tomar el dinero sucio que intenté robar" niego rotundamente y él se ríe.

"Ya esa dinero lo entregué, esto es mío, aceptalo"

"No puedo aceptarlo, no lo necesito. Yo veré cómo me las arreglo. Sin robar, por supuesto" suelto una risita y me da las llaves de mi auto.

"Tu auto está en el estacionamiento de aquí"

"Por qué haces todo esto?" pregunto y me encojo de hombros.

"En verdad no lo sabes?" él pregunta y yo niego. "Además que sé que no eres mala persona, sé que debes estar con tus hijas, a lo mejor el imbécil que tienes de esposo no las proteja como tú lo harías..." yo asiento lentamente "y también creo... Creo que me atraes, no lo creo, sí me atraes pero sé que eso sería completamente imposible, así que... Ni siquiera sé porqué te digo esto"

Él baja la mirada y me dirijo a su escritorio, agarro un bolígrafo y escribo mi número en una nota adhesiva.

Pego la nota en su pecho, y de ahí paseo mis manos hasta llegar a sus mejillas y acaricio su barba. "Llámame cuando quieras, bien?" él asiente y me da el maletín, estaba abierto pero no me molesté en cerrarlo.

Me doy la vuelta, camino hacia la puerta frente a mí y agarro la manilla pero me quedo pensando un momento.

'No lo hagas, Alice. No puedes hacer eso' pienso para mí misma, pero ya era muy tarde.

Regreso hacia donde él estaba aún mirándome, agarro la parte de atrás de su cuello y lo acerco a mí posando mis labios en los de él desesperadamente.

Él me devuelve el beso con el mismo fervor, el beso es rústico pero aún así siento la suavidad de sus labios. Su lengua abre espacio y la mete en mi boca, mientras yo la recibo con todo el gusto. Su barba picaba, pero me gustaba. Sabía tan bien. Él sonríe contra mi boca y corto el beso mordiendo su labio inferior.

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