Capítulo 22 El comienzo...

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Las horas transcurrian muy rápidas,  en un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente la puerta de Klaus.

-Ya estoy aqui.

-Te he oido amor.

-Lo se.

La casa de Klaus era magnífica, me maravillaba. Pasamos al salon y mi

teléfono comenzó a sonar.

Caroline: Disculpa, es de la tintorería.

Klaus: Tranquila.

Caroline: Si digame.

Tel: Señorita Caroline, lamentó comunicarla que su vestido ha sufrido un desgarro. Me temo que no voy a poder arreglarlo.

Caroline: Segura? Bueno, esta bien, gracias por avisar.

Tel: Mis disculpas señorita, he de dejarla.

Caroline: Claro, adios.

(Me lleve las manos a la cara y conte hasta diez)

Klaus: Creia que ya habias recogido el vestido.

Caroline: Y lo recogi, pero a ultima hora Elena se quedo sin vestido,  asi que le di el mio. Este era el de reserva.

Klaus: Cuanto lo siento amor, puedo hacer algo para ayudarte?

Caroline: Pues, ahora que lo pienso, sí. Necesito un vestido a la altura de la perfección. Asi que si pudieras mirar en tu baúl de colecciones y prestarme algo del calibre de la realeza...

(Puse cara de pucheros)

Klaus: (sonríe) creo que se perfectamente que necesitas. 

Ambos sonreímos, Klaus me ofrecio su brazo y nos dirigimos al sontano.

Alli habia muchos cuadros, todos hermosos, Klaus tenia mucho talento.

Bajamos una planta mas, llegamos a una especie de cuarto con vitrinas y barios baúles. Mientras yo contemplaba los objetos, Klaus abrio uno de los baúles. Me fije en uno muy polvoriento.

-Qué hay en este baúl? Parece que no se ha abierto en siglos.

-Asi es, contiene tallas en madera y algunas cosas mas.

-Puedo?

-Adelante.

Pase la mano por la tapa cubierta de polvo y luego busque el cierre. Tenia un viejo candado que resulto muy fácil de quitar. Al abrirlo una nube de polvo emergió, no pude evitar toser. Dentro había una caja de madera de roble con figurillas talladas en madera (la mayoría eran guerreros). También unas espadas de madera, una pelota echa con resina y un arco con flechas. Lo que mas me llamo la atención fue una figura de un caballo y un soldadito con su escudo y espada. La cogi, y la puse a la luz para verla mejor.

-Es preciosa, parece que fuera real. La hiciste tu?

-Todo lo que ves en ese baúl es echo por mi.

-Valla, hace mucho?

-Siglos, la hice cuando aun era un niño. Solia tallarlas para mi padre, nunca las acepto,  pero a Rebekah le encantaban. Ella quería ser una guerrera.

-Pues a mi también me encantan. Se nota que las artes eran y son tu punto fuerte.

-Gracias amor.

Los diarios de Caroline IWhere stories live. Discover now