Cada semana, sin importar qué, nos reuníamos, incluso cuando se había ido de gira, se dio el tiempo de hablarme por videollamada y ver la película cada quien en su pantalla. Simplemente yo no concebía mi vida sin Hiroto, tal vez por eso me daba tanto miedo decirle la verdad, declarar que estaba enamorado de él, tenía tanto miedo de perderlo. La única relación ligeramente estable en mi vida.

—¿De nuevo? —pregunté al acercarme a la sala y ver los créditos de Volver al Futuro desplegarse en la pantalla.

—Déjame, es la mejor —contestó quitándose los lentes y aventándolos sobre la mesa de centro—. Mejor pide de comer, anda.

Suspiré.

—¿Qué quieres? —pregunté sacando el celular.

—Lo que sea que tenga muchos carbohidratos, si como otra lechuga con zanahoria voy a matar a alguien —se sentó en el sillón haciendo señas para que lo acompañara.

Me senté a su lado, de inmediato tomó mi brazo izquierdo, lo alzó y pasó debajo de este para acurrucarse en mi pecho. Un gesto que hacía siempre.

—Ya te dije que estás bien así, sin dieta —le dije mirando el teléfono con la mano derecha y con la izquierda acariciando ligeramente su brazo.

—Lo dices porque me quieres —hizo un puchero.

"Te amo." pensé, aunque solo me limité a sonreír.

—Todos piensan que es muy divertido ser famoso, hasta que tienes a cinco ejecutivos gritando por tu aspecto —suspiró perdiéndose ligeramente en mi pecho, el olor de su cabello inundando mis sentidos.

—Te prometo que eres perfecto así —le aseguré.

—Dile eso al espejo.

—Te lo digo a ti —le levanté ligeramente el rostro, estábamos a centímetros. No era la primera vez, teníamos esa clase de contacto siempre.

Sentí sus labios sobre mi mejilla, un contacto apenas imperceptible—. Que me falte todo en esta vida, menos tú —dijo volviéndose a acomodar.

A veces odiaba que dijera cosas como esas, a veces sentía que Hiroto me correspondía y me molestaba tener que ser yo mismo quien tuviera que poner los pies en la tierra al recordar que a pesar de sus atenciones, Hiroto me veía como su mejor amigo y nada más. Lo había comprado aquel día en que su novela debutó, cuando lo había escuchado hablar con su representante hablar de mi, al parecer el hombre estaba muy preocupado por nuestra relación y Hiroto le había asegurado que no había nada, que solo eramos amigos y nada cambiaría eso.

Sí, mi corazón se había roto en mil pedazos en ese momento, podía recordar el dolor en el pecho que aquello me había producido, los dolores de cabeza por las resacas después de haber ido a beber durante tres semanas seguidas. No fui capaz de sacarlo de mi vida, aunque sabía que debía ser lo más sano, simplemente el chico estaba tan metido en mi alma que prefería ser su amigo a no tenerlo del todo.

Estaba en el proceso de ordenar hamburguesa ocn muchas papas fritas, cuando el teléfono comenzó a vibrar en mi mano, el nombre de Kai desplegado en la pantalla. Hiroto también parecía sorprendido, sin embargo, de igual forma su celular comenzó a sonar, le había entrado una llamada de Saga. Lo que sea que estuviera pasando, no sería nada bueno.

—¿Kai? —pregunté al contestar.

—Es un maldito desastre —fue lo que dijo—. El departamento, se incendió.

Me giré a Hiroto quien parecía igual de sorprendido que yo, Saga le estaba dando la misma noticia.

—Vamos para allá —dije rápidamente.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Where stories live. Discover now