Capítulo 55

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—¡Señor!— Exclamó un guerrero llamando su atención— Nosotros encontramos a los Filo de ébano muertos cuando veníamos hacia acá— Afirmó sorprendiendo a todos.

Parece que trataron de esconder sus cuerpos, estaban dentro de arbustos, completamente desfigurados y con quemaduras en el cuerpo. No querían que los identifiquemos.

—Qué horror— Musitó la elfa cubriendo su boca con sus manos, con la misma expresión de desagrado que tenían los demás.

—Seguramente fue para que las patrullas no los encuentren muertos afuera de la bóveda y no avisen a los demás— Afirmó Lian.

—Con eso confirmamos que fue traición. Hay infiltrados entre nuestras fuerzas. No sabemos en quién confiar...— Completó Kein.

Su preocupación era evidente. No quería decirlo, pero en ese momento sentía que ni siquiera podía confiar en ninguno de los presentes, y eso era muy triste.

Los segundos pasaban y las miradas con recelo entre todos aumentaban, hasta que uno de los presentes decidió hablar.

—¡Calma!— Exclamó Arani al notar aquello— Esto es lo que quieren los enemigos. No desconfíen de sus compañeros, son lo único que está con ustedes en el momento de la verdad— Afirmó.

Puede que sea descuidado, pero yo decido confiar en todos ustedes, y no temo morir a su lado en la batalla.

—Arani tiene razón— Dijo la elfa— No podemos dudar o desconfiar ahora entre nosotros.

—Nosotros estamos aquí por cuenta propia, arriesgando nuestras vidas por todos, al igual que ustedes. Somos lo único que se interpone entre esos demonios y el pilar— Afirmó Belial dándole la razón.

—¿Qué sucede Jane?— Preguntó Lian al verla tan preocupada y silenciosa.

—Crom...— Afirmó seria— Fue él... Fue él quien nos traicionó— Exclamó alzando la mirada con gran enojo— ¡Él debió planear todo!

—¿Qué nadie me escucha?— Replicaba la elfa.

—Aurian, él es el responsable. Estoy segura— Sentenció con gran determinación.

Sabía que ese miserable... ¡AGH!— Exclamó enfurecida y decepcionada— Sus guerreros mataron a los Filo de ébano y desactivaron las defensas de Fuerteluz.

—Jane, alto, espera...— Replicó Kein.

—Él odia a Astrid.

—Lo sé pero...

—¡Y haría lo que sea por lastimarla!

—No, creo que estás exagerando...

—Él es capaz de esto. ¡Estoy segura!— Exclamó con furor mientras apretaba sus manos hechas puños.

Todos los presentes permanecieron en silencio una vez más, las acusaciones de Jane eran muy serias, pero ante las evidencias, todo era más claro pues tenía mucho sentido, por más que les duela aceptarlo.

—¡Suficiente!— Exclamó Lian— Ahora no es momento para esto. Hay que entrar ya mismo para activar las defensas, así por lo menos ya no seguirán entrando más demonios y podremos acabar con los que ya pasaron. Quedarán encerrados— Dijo rumbo a la puerta de la bóveda, a lo cual todos accedieron e imitaron su acción.

—Eso es lo correcto— Afirmó Arani.

—Ustedes encárguense de que los emisarios pasen— Dijo Jane a los sanadores.

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