Capítulo 42

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Un grupo de guerreros y sanadores se había acumulado cerca de la entrada, y cuando se separaron un poco para acercarse hacia donde corrió Krístal, pudo verlo con mejor claridad.

El muchacho portaba una armadura dorada sobre la ropa que traía puesta antes, y en su mente solo pudo pensar una cosa.

—Por la luz... Le queda muy bien...— Pensó avergonzada.

Sin dejar de verlo con unas inmensas ganas de sonreír, una sensación crecía dentro de ella.

Intentó ponerse de pie más rápido para ir con ellos, sin embargo su cuerpo aún no estaba listo para eso y se sintió caer.

—¡Astrid!— Escuchó una voz que le gritó cuando perdió el equilibrio, y de pronto unos brazos la sujetaron antes de que toque el suelo.

Al levantar la mirada inevitablemente se cruzó con la suya, y se sintió muy emocionada porque en su mente deseaba que fuera él quien la tenía rodeada por sus brazos.

No pudo contenerse más y se lanzó a abrazarla, haciéndola soltar un suspiro sin dejar de sonreír, y por supuesto, ella le correspondió el abrazo con gusto, escondiendo su cabeza en el hombro de Ren.

Al abrir los ojos aún sin dejar de sonreír, sobre el hombro de Ren notó a Tyrion, que la observaba con asombro y una sonrisa de lado, no tenía idea de qué había pasado pero no le parecía mal.

Volteaba a otro lado y veía a otro guerrero que antes estuvo comiendo una fruta, sin moverse ni masticar, solo observándolos muy atento al igual que quienes estaban con él; y en otro lugar más guerreros mirándolos fijamente al igual que los sanadores que los acompañaban. Todos boquiabiertos al ver a Astrid demostrar tal afecto por alguien.

Ambos tuvieron que separarse, aunque lo hicieron muy lentamente, hasta que conectaron sus miradas una vez más; y con unas sonrisas avergonzadas se volvieron a ver a los ojos con felicidad de ver que el otro estaba bien, hasta que una voz los sacó de su trance.

—¡Vuelvan a lo suyo! El segundo grupo ya salió, el que sigue debería aprovechar en dormir— Exclamó Tyrion llamando la atención de todos para que dejen de verlos, ya que se dio cuenta de que era demasiado evidente.

—Despertaste...— Susurró embelesado con su mirada.

—Hace poco, al parecer me tomé una siesta involuntaria.

—Me alegra ver que estás bien...

—Sï... Aún es doloroso pero estaré bien dentro de poco.

Lo que Ren más quería en ese momento era que ese momento no acabara, estaba seguro que después de eso no podría volver a tener el valor que tenía en ese instante para ignorar todo lo demás.

—Ay Ren... ¿Qué te pasó?— Exclamó Khara acercándose a ver sus golpes y heridas— Tienes el labio partido, toda tu cara está... ¿Te caíste del árbol?— Preguntó.

—N—no...— Respondió mientras ambos se soltaban del agarre— O... Sí, p—pero fue intencional.

Khara había estado despierta desde que Astrid recobró la consciencia, sin embargo había permanecido en silencio cuando escuchó que hablaba con Krístal, y aunque se sentía bastante deprimida por lo que escuchó, a la vez intentaba no demostrar nada para no hacer daño a Ren ni influenciar sus sentimientos.

—Déjame curarte— Pidió Astrid poniéndose más seria al notar sus heridas, y se acercó a él concentrando un poco su poder para intentar sanarlo.

—¡Astrid!— Exclamó Krístal a lo lejos, observándola con una mirada amenazante mientras se acercaba.

Estás débil, coopera conmigo y déjame hacer mi trabajo— Reclamó enfurecida al ver que ya se estaba forzando después de apenas haber despertado.

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