Capítulo 20

54 4 0
                                    


...

¿Hiciste esto antes?— Preguntó con una expresión de desagrado por el sabor.

—Por supuesto, curarle una herida de una daga de oscuridad a un ángel de luz... Lo hago todo el tiempo— Respondió con sarcasmo.

—Te ves muy seguro— Respondió sonriendo— Adelante, hagámoslo de una vez— Exclamó preparándose para retirar la daga.

Laia retiró el fragmento de sombras atorado en su abdomen dejando caer un poco de sangre que se había vuelto negra, y Ren se apresuró a limpiar todo lo que pudo para desinfectar la herida.

Con sus pocas fuerzas, Laia intentaba disminuir el daño gracias a la luz, a la vez que Ren le hacía unas puntadas para cerrar la herida y terminar por cubrirla bien con una gaza.

—Tus... ¡Tus marcas brillan cuando usas la luz!— Balbuceó Ren muy asombrado al ver cómo concentraba el poco poder que le quedaba.

—¿Brillan?— Exclamó Khara volviendo a acercarse un poco para ver, pero pronto se dio cuenta que fue mala idea.

Mucha sangre, ¿qué es ese líquido negro?— Exclamó con desagrado a punto de vomitar, así que se alejó de nuevo dándoles la espalda para no ver nada.

—No te quedes mirando, termina de cubrir bien la herida— Bufó Laia con enojo al ver que se distrajo con el brillo de sus marcas.

—Perdón, perdón...— Repetía nervioso.

Estaba más que emocionado al haber visto cómo sus marcas de líneas curvas se iluminaban con el mismo brillo que sus ojos al usar la luz, era algo sin igual, y como dijo Khara, totalmente irreal.

—Creo que con eso es suficiente— Dijo terminando de poner la última cubierta antes de ponerse en pie.

—¿Al fin acabó?— Susurró Khara descubriéndose los ojos.

—No fue tan horriblemente doloroso— Dijo Laia con sarcasmo bebiendo otro sorbo de la botella, que ya tenía menos de la mitad.

—No te muevas mucho. Cuando recuperes energías podrás curar tus heridas, pero hasta entonces eso está muy lastimado, tu piel ni siquiera está firme, está demasiado debilitada— Explicaba retirando del camino todo lo que había usado y limpiado de sangre.

—Gracias por esto— Dijo sincera y con una sonrisa.

—Ni lo menciones, no fue nada.

¿Qué vamos a hacer con esa cosa?— Preguntó señalando la daga.

—Yo me desharé de ella, ustedes no la toquen— Dijo guardándola en su cintura.

—No, no pensaba tocar eso— Respondió Ren.

Ahora... ¿Nos cuentas todo mientras descansas un poco? Antes de que salgas corriendo desesperada a las montañas— Preguntó con emoción haciendo que Khara se acercara una vez más.

—¿Están conscientes de que no tenemos mucho tiempo ni estamos a salvo? Tenemos que irnos rápido.

—Solo será un momento, solo lo más importante para aclarar algunas cosas— Decía ella en tono suplicante.

Ren, aleja toda esa sangre de mí por favor— Reclamó asqueada al ver todo lo que usó Ren.

—Pero no... Ah...— Suspiró rendida— Creo que les debo algunas respuestas por este favor.

Odio deber cosas— Replicaba refunfuñando.

Para empezar, nosotros somos ángeles de luz, creo que ya lo saben, conocían a Astrid— Dijo empezando a contar a ambos jóvenes que escuchaban muy atentos.

ETERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora