Capítulo 16

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Eran las cinco de la tarde, ya no lo soportaba, quería quedarse en cama todo el día, toda su vida si pudiera pero ya llevaba más de cuatro días sin comer y el alcohol de ayer no era comida. Se quitó las sábanas del cuerpo y se levantó de la cama tambaleándose un poco a falta de equilibrio. Se rascó la cabeza mientras bostezaba. Salió de su habitación y bajó las escaleras dirigiéndose a la sala. Ahí estaba su padre, sentado en el sofá, con la televisión encendida, estaba viendo un partido de baloncesto. Pero a él no le gusta el baloncesto. En la mesita que tenía en frente había una caja de pizza medio abierta, ¿había ordenado pizza a pesar de no saber si iba a bajar? Ahora se sentía una mierda de persona.

-¿Papá?

-Oh, Niall, despertaste...

-No estaba dormido.

-Bueno, saliste de tu habitación-le sonrió con serenidad y cansancio, verlo así laceraba su corazón, se resistió las ganas de llorar, le sonrió y se sentó a su lado. Su padre se esforzaba demasiado-. Come, debes tener hambre.

-Mucha-abrió la caja, quedaban seis pedazos de pizza, era capaz de comérselos todos ahora mismo, agarró uno y le dio un gran mordisco. Era la gloria, el sabor de las especias, el pan, el queso, el pepperonni, inclusive la grasa se sentía tan bien.

-Te dije que tenías hambre-comentó el mayor dándole palmaditas en la espalda para que no se atragantara.

-Gracias-se acomodó en el sillón-, papá, tengo algo que pedirte.

-Dime.

-No me gustan mis dientes, están muy chuecos y son feos.

-¿No te gustan? Pero si hace años que los tienes así y no has tenido problema alguno por ello.

-Lo sé, pero soy un adolescente y me preocupo por mi apariencia física, mis dientes nunca me han gustado y quiero cambiarlos-respondió el menor aún comiendo de su pizza, en realidad, no decía todo eso porque no le gustaran sus dientes, le daba igual pero después de estar horas y horas pensando en porqué le trataban tan mal llegó a una de las pocas razones por las que podía ser. Sus dientes. Podía cambiar eso.

-Bien, mañana iremos con un dentista, ¿vale? Ahora, mejor come, mientras vemos el partido-le revolvió el cabello.

-Odias el baloncesto...

-Pero mi hijo no. Por cierto, tu hermano llega en la noche.

-¿Cómo a qué hora?-siguió comiendo su pizza, ahí recordó porqué amaba tanto la comida, era como el puto paraíso.

-Si no hay mucho tráfico, llegará en una hora y media.

Su hermano llegó a las seis con cincuenta de la tarde, forzadamente tuvo que invitarle de la pizza, solo le dejó tres pedazos de los cinco que quedaban. Los tres terminaron de ver un partido de fútbol en repetición, eso no impidió que le gritaran a la televisión por alguna pendejada del árbitro, su padre y su hermano tenían unas cervezas en la mano, Niall tuvo que conformarse con una gaseosa.

-¿No me invitan?-preguntó el menor refiriéndose a la cerveza.

-Aún estás muy bebé para la cerveza-respondió Greg pellizcándole la mejilla.

-¡En poco tiempo tendré dieciocho!-se quejó.

-Aún tienes dieciséis-Niall frunció el ceño-. Bien, cuando te crezca barba o cuando tengas pelo en pecho te invitaré unas cervezas.

-¿Y por qué no ahora?

-Porque sigues lampiño. Sigue tomando tu Coca-Cola.

Al día siguiente, Greg sugirió hacer algo diferente. Ir a pescar. Su padre no estaba tan de acuerdo, desde temprano andaban discutiendo sobre qué podría estar pasando con Niall, Greg apoyó más su idea de ir a pescar por unos días, cuando Niall tenía seis años solían llevarlo a un pequeño lago en Irlanda del Norte a pescar, no siempre conseguía pescar peces grandes, o se le escapaban, o la caña de pescar se le iba de las manos junto con su premio. Ahora que era mayor, podrían llevarlo de nuevo y sacar unos cuantos peces grandes. Bobby por fin estuvo de acuerdo con la idea, quizás Niall solo necesitaba distraerse y tomar un descanso de su vida cotidiana.

-¿De qué hablan?-el menor de los Horan apareció en la cocina con el cabello muy desarreglado, los ojos hinchados y pisando los tobillos del pantalón de su pijama.

-Ojos de topo, buenos días-sonrió.

-Buenos días, ¿me van a decir de qué hablaban?

-¿Quieres ir a pescar? Conozco un lago por ahí, muy lindo y tranquilo, un amigo mío tiene una cabaña ahí, podríamos quedarnos unos cuantos días, ¿te parece?-le explicó su hermano.

-Pero... Estaríamos ahí en días de clases.

-Puedes faltar esos días, hijo-dijo su padre.

-Entonces, peque, ¿qué dices?

Síndrome de Estocolmo [ziall]Where stories live. Discover now