Capítulo 9: "Rosa pastel"

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—¡¿Tu qué?! —grité exaltada.

Para mi sorpresa Clara había desaparecido, note a un niño de unos 8 años a lo lejos que me miraba asustado, —¿qué nunca vio a una loca gritándole al producto de su imaginación en el parque?— pensé y luego reí de lo tonto que sonaba. Me levanté, ¿a donde a iría? A mi casa, ¿con mi madre? No, esa no era una opción. Un hotel, tenía algo de dinero, así que bueno, un hotel no estaría mal.

Me metí en las calles de la ciudad nuevamente, comencé a recorrer hasta que encontré una casa vieja, fuera de ella tenía un cartel "Hotel, lugares vacantes", por el aspecto supuse que no costaba mucho, así que entré.

Luego de unos minutos inspeccionando aquella vieja habitación en la que me alojaría, decidí darme un baño.

Luego de la ducha me sentí mas aliviada, ¿quién diría que unas pequeñas gotas de agua me aliviarían? Me tiré en la cama, y comencé a pensar, Sebastián siempre me amó, ¿por qué me haría esto? ¿Clara y esa rubia eran la misma? ¿Cómo puede mi locura llegar a afectar la realidad de Sebastián?

Me quedé dormida, sentí unía golpes en la puerta, fui a abrir, no había nadie, —¿que raro?— Dije sarcástica.

Una voz detrás de mí me hizo saltar del susto.

—Hola, ¿quién eres tú? ¿Te mudarás con nosotros?— me di vuelta sobre mis talones, aún asustada.

—¿Quién eres tú? — dije un poco más aliviada al ver a una niña de unos ocho años.

—Isabella, ¿y tú?

—Jodie, ¿te perdiste, Isabella?

—Dime sólo Bella, pero no, creí que eras tú la perdida, ¿acaso no sabes que ésta es mi habitación?

—Bella, ésta es mi habitación, yo la pagué en recepción. — no me molesté con ella, me daba bastante ternura.

—¿Ah, sí? ¿Pero para qué? Es la primera vez que veo que alguien la pague — esto me causó mucha gracia.

—¿Y acaso los dueños no tienen que pagar impuestos, comer y esas cosas?

—Supongo, pero para eso están los vivos, ¿no te parece?— tengo que admitir que esto me asustó un poco.

—¿Los vivos?

—Claro— rió y me mostró algo que nunca antes hubiese imaginado, se levantó un poco su vestido rosa pastel, y me mostró algo que me dejó impactada.

—¿Cómo mierda?— no me salían las palabras de la boca.

DestinoWhere stories live. Discover now