Capítulo 34

3.5K 356 61
                                    

Ya estaba lista. Me había puesto un pantalón jean negro que combinaba con el color de mi camisa. En los pies me puse unas botas negras y me había planchado el pelo. Obviamente como hacía frío de abrigo llevaba una campera de cuero... Negra.

Sí, así de alegre iba, llena de colores.

En una pequeña cartera puse mis auriculares, mi celular y algo de plata que había ahorrado, ¿Por qué? No sé, solo por sí las dudas de que se acabe la comida y yo quiera seguir comiendo.

Escuché el un auto estacionándose, di por obvio que era mi papá así que salí de mi cuarto mientras practicaba mis sonrisas, era mi punto débil.

- ¡Hermosa! -Gritó alegre he hice una sonrisa para nada falsa, me dió bastante ternura- Estás hermosa -Comenta besando mi frente-, ¿Estas lista?

- Sí.

- Esta bien, salgamos que estamos llegando tarde.

Salimos, cerramos la puerta con llave, entramos a su auto y dimos marcha hacia la casa de su amigo.

No era de verlos mucho, siempre cuando papá recibía visitas iba corriendo a mi habitación y me encerraba ahí hasta que se fueran.

- Bueno, ___ -Habló mi papá mientras conducía-. Cuando lleguemos allá habrán muchos adolescentes con los que puedas convivir y charlar por un rato. Te digo esto porque no me gustaría verte aburrida mientras mis amigos y yo hablamos de trabajo.

Realmente no me importaba.

- Bueno. -Susurró mirando el cielo nocturno. No podía decir mucho en realidad, quería hacerlo feliz, aunque con una pequeña mentira.

Cuando veo que entramos en una zona privada, mis nervios salen. Veía plantas y árboles como decoraciones, las luces iluminaban el camino hasta que mi papá se detiene entre un pequeño estacionamiento.

Hay. Muchos. Autos.

Listo, me mato.

Obviamente como ya saben, socializar no es mi fuerte, no, nunca, jamás. Y claramente él no lo sabe.

Abro la puerta para poder salir y ya podía ver a la distancia un pequeño grupo de adolecentes reunidos, no hablaban, andaban con los celulares y eso me calmó, por lo menos no sería tan difícil. Seguramente un hola y listo.

Caminé tras mi papá el cual se dirigía feliz hacía sus amigos quienes lo recibieron con entusiasmo y alegría.

- ___, hola. -Me empezaban a saludar los mayores y yo daba una reverencia.

Actua ___, actua. Has más grande la sonrisa pero no tanta, no queremos que se lo crean tanto.

- Ve con los chicos, cielo. -Informó mi papá y yo asiento empezando a alejarme de los adultos para ir con los menores.

Al parecer percibieron mi presencia por lo que algunos levantaban la mirada o ya me miraban mientras estaba alejada. La curiosidad y sorpresa resaltaba en su mirada al ver que era extranjera.

Espero y no me juzguen.

- Hola. -Murmuro alto para que todos me vean y me de vuelvan el saludo.

- Ey -Me llamó uno de los chicos-, aquí tenés un lugar. -Señaló a su lado y lo que yo sonríe falsamente dándole las gracias.

Recuerda ___, solo es un hola y listo.





No fue un hola.

Interrogación extrema fue eso.

No sé ni como sobreviví.

Al parecer nunca vieron a alguna extranjera por lo que más que una reunión parecía un lugar de interrogación mal hecho. Enserio se tomaron el papel de policía muy seriamente.

Me levanté de la silla, ya nos habíamos acabado con todo y quería saber si había más. Tenía mucha hambre todavía.

- Disculpe. -Detuve a una de las chicas que trabajaban en el lugar, estaba por llevar una bebida para los mayores.

- ¿Qué se le ofrece? -Consultó con una sonrisa.

- ¿Hay comida?

- Creo que no.

Casi, repito, casi grito, pero me acordé de la plata que traje y me calmé.

- Gracias. -Di una reverencia y me fui con mi papá a preguntarle si podía salir un rato. Para mi suerte dijo que sí y, con una sonrisa de victoria, salí del lugar.

Parecía desolado, no veía ningún kiosco cerca por lo que tuve que ir más lejos para encontrar uno.

Tenía muchísima hambre.

Pero, mientras caminaba mirando para todos lados a ver una pista de algo, mi cintura fue rodeada por unos brazos los cuales eran tapados por una campera negra de cuero y la desesperación me apoderó.

Casi grito, casi me desmayo, casi me muero, casi me pasaba de todo. Pero entonces una voz susurró en mi oído, sorprendiéndome.

- Hola, ___.

Era Park Jisung.

¿Qué hace él aquí?¿Cómo carajo supo que estaba aquí?¿Y por qué mierda se atreve a asustarme de ésa manera?

Muchas preguntas sin respuestas. Excepto la de qué hotel usar cuando quiera irme de viaje.

- ¡Jisung! -Chilló soltándome de su agarré para encararlo. Casi me derrito.

Traía uno jean azul oscuro rotos y una remera de Nirvana. Junto con la campera y los Converse, por poco y me daba algo.

- ¿Pasa algo? -Dijo burlón al verme embobada.

- Sí -Dije al volver al mundo-, ¿Qué haces aquí?

- Quise pasar navidad contigo. Mis papás salieron a pasear y dejaron a su pobre hijo solo y con ganas de ver a la novia en casa así que vine aquí y justo te encontré caminando y bueno... Te quería sorprender.

- Más bien asustar. -Arreglé molesta.

- Eso no era parte del plan -Su comentario me hizo reír, a lo que él aprovecha mi distracción para tomarme de la cintura haciendo que abruptamente me detenga-. Pero el punto es que la pasaré contigo.

Quería salir de esta situación. Luego me acordé que no estaba en mi casa sola como para andar con normalidad con él, estaba en una pequeña reunión, con mi papá y sus amigos, en una casa que no era mía. No podía presentarlo a mi papá todavía primero porque no llevamos tanto tiempo, por no decir casi nada; y segundo porque lo coreanos no son de presentar a sus parejas hasta que se se pidan matrimonio, por lo que decirle que lo presentaré a mi padre podría asustarlo ya que seguramente pensará que quiero un matriminio ya.

Ya me las idearía.

⌜Chico malo⌝ Park Jisung  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora