Intermedio I

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—¡Ninguno de ustedes dos debió nacer! —gritó el hombre de aliento alcohólico y cabellos despeinados, alzando su botella de vino.

Raymund empujó a Cassidy, ocupando su propio cuerpo como una especie de escudo. Ella estampó su cara contra la espalda de Ray, en su camiseta que estaba comenzando a romperse. Estaba realmente asustada.

—¡Ninguno de ustedes dos merece estar en esta casa! —Lanzó la botella de licor en dirección de los hermanos. Ray se hizo a un lado, manteniendo a Cassie siempre detrás de él. La botella chocó contra la pared,haciéndose trizas y desparramando vino por toda la pálida y desconchada pared, antes de que sus pequeños trocitos cayeran al suelo, y se quedaran allí, quietos.

—Vámonos, Cassie —le susurró el hermano mayor, empujándola con cuidado hacia las escaleras.

El miedo a que aquel hombre le pusiera una mano encima a la pequeña le aterraba.

Ella comenzó a subir los escalones. El padre seguía gritando barbaridades, por supuesto, y ambos trataban de no escucharlas, a pesar de que fuera algo casi imposible. A su vez, ambos tuvieron miedo de que se volviera y golpeara a uno de los dos, pero para su suerte, estaba tan ridículamente borracho, que no logró darse cuenta que se estaban escapando.

Una vez en su habitación, el mayor cerró la puerta.

El llanto de su padre resonaba por toda la casa, y repetía el nombre Merlyne a gritos.

Los Árboles Sin Contar [Dos Hermanos y Tres Inviernos #1]Where stories live. Discover now