🌴 N U E V E 🌴

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Cinco noches seguidas...

YoonGi había estado espiando al joven lavar su cuerpo durante cinco noches seguidas e intentando combatir sus deseos de solo ir con el rubio y hacer lo que estaba deseando desde hace ya una semana.

Bien podría ir con una de las mujeres de la tribu a saciar sus deseos pero no se sentía correcto. Ellas no tenían nada de malo, algunas eran muy hermosas pero, simplemente ninguna de ellas era JiMin.

Pensó muchas veces en ir a pasar el rato con algún doncel.

¡Incluso pensó en adelantar la noche de la consumación de emparejamiento con MinSok!

Pero si alguien se enteraba que había al menos puesto un dedo de forma indebida en la piel de un doncel tendría que emparejarse con el joven inmediatamente, ya que en su cultura los donceles eran considerados regalos de la Diosa, seres que no podían ser profanados por las manos lujuriosas de los hombres... Eran seres puros e inocentes que solo podrían ser apreciados por aquel que los viera como su única luz en la oscuridad. Solo podrían ser tocados por las manos que los adorarian únicamente a ellos, desde su unión hasta el día en que la Diosa decidiera que debían irse con ella...

Por esa razón era impensable meterse con uno de ellos.

Con pesadez levantó su cuerpo de la mullida cama cubierta con suaves pieles y miró por la ventana que daba a la tribu.

Pudo ver cómo los primeros rayos de sol hacían aparición en el estrellado cielo y cómo algunos de los habitantes ya salían con sus cosas lista para pescar.

Según se creía, la pesca realizada cuando los primeros rayos de sol besaban el agua hasta que esté se reflejaba en ella era la mejor pesca del día, por lo que decían era la hora en que la Diosa despertaba de su sueño y los peces subían a la superficie para saludarla.

YoonGi nunca había sido fan de la pesca. Él prefería por mucho la caza, pero aún así su padre doncel le había instruido lo básico, ya que según él:

Todo buen Jefe debe saber cómo su gente hace las cosas

Sonrió recordando a su difunto padre doncel. Su sonrisa de orgullo cuando cazo a su primer gacela fue memorable. En ese entonces YoonGi solo tenía 11 años.

Su mente divagó por los recuerdos de su niñez y adolescencia por un largo rato hasta que recordó una de las últimas conversaciones que tuvo con su padre, el antiguo Jefe de la tribu.

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Un hombre puede ser el más fiero guerrero o el más grande cazador YoonGi, pero si no tiene a alguien especial a su lado para compartir su orgullo, éste se convertirá en cenizas en su valiente corazón, un hombre no es más que un cuerpo vacío si no tiene con quién compartir sus alegrías y sus fracasos. Todos necesitamos a alguien que escuche nuestros problemas y aventuras....— dijo calmadamente viendo como el sol daba sus últimos rayos —Cuando estés listo para conseguir pareja, no elijas solamente a quien caliente tu cama por las noches. Busca a esa persona que haga que tú pecho vibre como una pantera al acecho, que te haga sentir el hombre más afortunado de la tierra y que te haga temblar con el simple roce de sus dedos en tu rostro...

—¿Y si nunca lo encuentro padre?— preguntó el adolescente observando a hombre más alto.

Entonces ruega por que la Diosa se apiade de tu alma y te de una muerte rápida... Vivir sin el amor de tu compañero a tu lado es morir aún cuando tú cuerpo siga respirando...

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—Y aún estando muerto me sigues dando los mejores consejos que alguna vez alguien podría darme...

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Savage  •Y.M• [En Pausa] Where stories live. Discover now