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~Killian POV~Brave se había quedado de piedra

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~Killian POV~
Brave se había quedado de piedra. Sus ojos se cristalizaron con pequeñas lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento. Kai por otro lado, agachó la cabeza lleno de vergüenza. — Este, fue una pelea. No te preocupes Valiente.

Mintió. La verdad estaba muy alejada de su versión. Pero no lo culpaba por mentir, la verdad es tan perturbadora que ni yo quisiera saberla.

Brave suspiró y se le quedó mirando. Esperaba más detalles, alguna pista de cual habría sido la razón de tal paliza. — Bueno— intervine. Brave se apartó de él aún algo confundida—, vamos Kai. Hay que llevar esto a una de las habitaciones de arriba.

Kai tomó su maleta en brazos y subió hasta la habitación que ya había usado meses atrás. No es que acostumbrara quedarse en mi casa muy seguido, pero él mismo se asignó una habitación la primera vez que se quedó.

— Killian— Brave tomó mi brazo antes de que subiera— ¿Fue por él? — asentí. — ¿Él...— su voz se rompió.

— Él está bien Brave. No te preocupes.

Ella no parecía muy convencida. Sus cachetes se habían enrojecido y sus labios se habían resecado. Para dejarla más tranquila, sonreí— Te juro que está bien. No te preocupes, ¿vale?— Tomé su mano por un segundo y pareció algo aliviada.

Cuando subí a la habitación ya Kai había guardado la mitad de su ropa. Estaba rabiando y dejando todo de forma desordenada dentro del armario. Me senté sobre la cama, viéndolo desde ahí descargar toda su ira contra sus prendas.

— Debiste decirme que Brave estaba aquí. Si lo hubieras hecho, yo hubiera entrado por la puerta del servicio.— bufó ¿Acaso estaba enojado conmigo? — Mira que pintas— señaló a el espejo—¡Mierda!

Apoyé mis manos en mis rodillas inclinándome hacia delante— No sabe nada. Tranquilo— intenté calmarlo. —¿Has hablado con tu padre?

Kai se devolvió hacia mi. Estaba tenso, su mano derecha se había cerrado en un puño y apretaba la mandíbula con fuerza— Después de dejarme así— señaló su rostro. La hinchazón estaba en su punto. Los moretones sobresalían, preparados para tomar ese color verdoso. — Ni de coña— meneó la cabeza.

—Me ha llamado varias veces desde que me fui, pero no le he cogido el teléfono. A este paso me veo viviendo con mi madre.

Reí con sarcasmo— Eso no te lo crees ni tu.

Sonrió, arrepintiéndose inmediatamente.— Tienes razón. Pero no es que tenga muchas alternativas, tampoco.

— ¿Porqué no te vas?— Kai puso los ojos en blanco. Ya habíamos tenido esta conversación antes.— Tío, yo te puedo dejar dinero. Sal de esa casa. Comienza de cero, sin ese cabron que dice llamarse tu padre.—Estaba serio. Triste, a decir verdad.

Ese era el problema respecto a Kai. Mi amigo es capaz de comerse el mundo, si así lo decidiera. Pero, el miedo, las inseguridades, toda la mierda que su propio padre le ha metido en la cabeza; lo detiene como si estuviera encadenado. Preso contra una pared, bajo la sombra del gran Alexis Blake. Un padre de familia, perfecto en todo lo que hace. Una mierda de persona.

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