Cuando Brave decidió aceptar la oferta del señor Hazer, no pensó mucho en la serie de acontecimientos que tal acción podría desencadenar.
Para empezar, no todos los hijos del señor Hazer son niños. Está el mayor. El artista depresivo y arrogante, q...
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~Brave POV~ Los ojos azules de Kai evalúan mi rostro con mucha determinación. Su mirada me traspasa con intensidad y entonces noto como mis mejillas se enrojecen llenando de calor mi rostro. Al notar esto Kai sonríe descaradamente y aparta un mechón mojado de cabello de mi rostro.
—No es que no me guste estar contigo en esta posición, es solo que creo que estoy sobre una piedra y me está comenzando a doler.
—¿Qué?—Pregunto ya que fue imposible para mí escuchar una sola palabra de lo que acaba de decir.
Este sonríe y señala a nuestros cuerpos, ya que aún estoy sobre él. El agua de la lluvia se acumuló a nuestro lado y yo ni siquiera lo había notado.
—Perdona—Digo mientras me levanto.
Mis ojos buscan en el asfalto la muñeca y al verla la tomo.
—Aquí tienes—Le digo a la niña que por fin paró de llorar. Sin decir nada la pequeña sale corriendo hacia la casa.
—Se llama Sofía—Dice Kai—Es la hermana pequeña de mi amigo. Él que vive aquí—Explica.
—Oh.
Kai sonríe y cruzamos una mirada incómoda tras la extraña situación de antes—Vamos. Esto se está empezando a parecer a Titanic—Dice refiriéndose a la tormenta torrencial que está cayendo sobre nosotros.
Sin añadir nada más lo sigo hasta su coche. Antes de subir, Kai me pasa una toalla para ponerme por encima. Él también se pone una ya que esta igual de empapado que yo.
—Lo siento mucho. Nick está enfermo así que no puede dejar la casa—Explica.
—No te preocupes—Sonrío—¿Él está bien?—Pregunto.
—¿Quién, Nick?—Pregunta. Asiento—Si. Se lesionó hace unas semanas. No te preocupes no es nada grave. Hierba mala nunca muere.
—¿Se lesionó?—Pregunto.
—En fútbol. Estamos en el equipo—Explica.
La verdad no me sorprende que esté en el equipo. Es un poco cliché pero bastante razonable. Su cuerpo es perfecto y atlético. Tiene mucho sentido.
Sonríe—Sabes, no todo el mundo es capaz de subirse a un maldito árbol para rescatar una muñeca.
—Supongo que no todos son tan locos—Digo mientras escurro las puntas de mi cabello con la toalla.
—O tan buenos—Añade. Me sonríe y enciende el coche—Vamos Valiente. Ahora si te voy a llevar a casa.
El trayecto fue silencioso. La música de la radio quitó todo la tensión del ambiente. ¿Tensión? Yup, tensión. Caer en los brazos de Kai y a pocos centímetros de su perfecto rostro es algo que no había planeado. Cuando estaba en sus brazos el calor que su cuerpo transmitía me paralizó. Se sentía diferente, extraño.
