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Estaba hecho. 

Había acabado. 

Finalmente, aquella masacre, aquella injusticia, aquella Dictadura, había llegado a su fin. 

Argentina observaba por el balcón de la Casa Rosada. Observaba a su gente, a la democracia restituida, a su tierra. Observaba con orgullo, pero también con culpa, por todos aquellos que no podían ver lo que el, que ya nunca lo harían. 

Soltó un suspiro y se adentró nuevamente en la casa. Sus pasos eran lentos, pesados, porque allí no había nadie que lo viera ni lo juzgará. Solo estaba el. Recordando.

Llevaba puesto su uniforme, su favorito durante muchos años. Azul oscuro con hermosos detalles dorados. Un colgante con forma de sol en su cuello, a juego con una pequeña pulsera con el mismo dije en su mano derecha. 

Ya habían pasado algunos meses desde que había puesto fin a la dictadura. Le había quitado el poder a la Junta Militar. Había devuelto la ansiada democracia a su pueblo. 

"Pero a qué precio" pensó. 

Todas aquellas muertes. Personas secuestradas, torturadas y asesinadas de formas violentas. Niños y niñas desaparecidos. Todo ese dolor que acarrearían por años luego de ese sangriento período. Sería algo que llevaría sobre su espalda por muchísimo tiempo, y supo que su gente también.






Estaba envuelto en sus pensamientos cuando alguien tocó la puerta tres veces, de forma suave, como si temiera molestar al país. 

Uno de sus soldados, a la vez un buen amigo suyo, asomó la cábeza al recinto. Su expresión era seria, formal. 

_Señor, tiene visitas_informo, abriendo un poco la puerta para entrar, con la mano en el pomo. 

_¿Visitas?_pregunto, desconcertado. Le hizo una seña a su soldado para que continuara_

_Si señor. Está en la sala contigua, ¿Desea recibirlo?_

_¿Quién es?_

_URSS, señor_

Argentina se quedó helado. Sintió que su sangre se congelaba en sus venas y un escalofrío le recorrió el cuerpo. 

_¿Qué hace él acá?_pregunto, su voz grave.

_Dijo que desea verlo y hablar con usted_respondio el soldado, encogiéndose de hombros para demostrar que el tampoco sabía nada más. 

El país se quedó pensativo unos cuantos segundos. Conocía a aquel hombre. Lo conocía bien. 

Apretó los puños en sus costados y levantó la vista, achicando los ojos. 

_Dejalo pasar_gruño. Se giró hacia el balcón y volvió a salir, apoyándose sobre la barandilla y aspirando el aire fresco. 

Por unos segundos recordó todo. Cuando lo conoció, cada vez que hablaron, cada vez que se insultaron… Recordó que aquel hombre había apoyado a Dictadura. Pero... También recordó que lo había apoyado indirectamente en Malvinas. Recordó las cartas, la ayuda, aquella visita inesperada... Todo. 

No sabía que hacer. 

No sabía que pensar. 

Escuchó la puerta abrirse, y luego de unos segundos cerrarse. 

Escuchó los pasos sobre el suelo de cerámica, resonando por toda la sala. 

_Argentina_esa fría voz, tan formal y grave. 

No sé volteó, no creía que merecía la pena. Simplemente siguió observando al exterior. 

_¿Así recibes a tus invitados?_volvio a hablar aquella voz a sus espaldas. Ahora más cerca. 

°Fuerte° (C.H. Argentina)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें