Extra #1

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Pov's Beth

Me acomodo mi traje y paso mi mano por mi cabello para tratar de amortiguar los nervios.

Aunque no sea la primera vez que lo hago siempre tengo los nervios a flor de piel.

–¿Lista señorita Henderson? –pregunta un chico joven que pertenece al staf del evento.

Suelto un suspiro y me preparo mentalmente para lo que viene.

–Sin duda alguna –le contesto y me voy a sentar en la silla que me corresponde–. Tranquila, tú puedes. Trabajaste duro para llegar a esto, es solo un evento, no hay porque temer –murmuro para mí misma.

–Ella está lista. Pueden abrir las puertas –dice el mismo joven que me hizo la pregunta.

Han pasado cinco años desde que empecé con mi más anhelado sueño y aquí estoy, aún no puedo creer hasta donde he llegado. Es increíble que esté donde estoy en este momento.

Aún recuerdo las palabras de mi amigas cuando les decía que no creía que pudiera llegar a escribir un libro en mi vida.

–¿Eres tonta o te haces? –se burló Keit–. Mira, entiendo que hay muchas cosas que no hemos logrado pero sé que sí lograrás escribir este libro confío en ti, además eres una grandiosa escritora y dudo que alguien no quiera leer tus versos –me miró con una ceja arqueada.

–Es que... –empecé a protestar.

–Patrañas –me interrumpió Sasha–. Tú puedes, nunca dudes de ello. Y si no lo consigues, al menos lo intentaste –me regala una pequeña sonrisa.

–No lo sé. Anhelo escribir siquiera un libro pero no estoy segura–menciono cabizbaja.

–Solo intentalo, ¿que pierdes con ello? –me animó Sasha.

Tiempo, trabajo, desvelos e incluso lágrimas, pensé.

–Nada, exacto. Solo unas cuantas mentes brillantes son capaces de escribir de forma tan magnífica y tú eres una de ellas, hemos visto lo que escribes en las últimas páginas de tus libretas –me dice Sasha.

–Vamos, Beth. Solo intentalo. Un intento y no insistiremos más en el tema –me ruega Keit–. Porfis –hace ojitos de cachorro.

–Está bien, si insisten tanto. Pero solo lo intentaré una vez, ¿de acuerdo? –asienten satisfechas–. Bien, porque solo eso haré. Un intento.

Un intento y heme aquí. Agradezco que las chicas hayan insistido tanto en que intentara escribir.

Empiezan a pasar una cantidad de personas, algunos con mi libro en mano y otros a los que tengo que entregarles de los que tengo a mi lado. Es maravilloso como mi libro ha ganado fama entre los ingleses.

–Hola, ¿cuál es tu nombre, linda? –le sonrío a una niña de alrededor de 12 años que se posiciona frente a la mesa. Me sorprende que incluso a pequeños les encante mi libro.

–Elizabeth –contesta tímida.

–¡Oh, vaya! ¡Qué sorpresa! Eres mi tocaya –le contesto–. ¿Te ha gustado mi libro?

–¿Gustar? Eso es un eufemismo. ¡Me ha encantado! Su libro es magnífico –dice alegre.

–Gracias –sonrío–. ¿Sabes que por poco y no lo escribo? Todo fue gracias a la insistencia de mis amigas.

–¿En serio? –pregunta curiosa.

–Ajá. No sé que habría hecho sin ellas –rememoro todo lo que han hecho por mí.

El asistente de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora