9. "Peleas"

432 24 6
                                    

Llego jadeante al comedor, justo al lado de la mesa donde se encuentran mis amigas. Reposo mis manos en mis rodillas tratando de calmar mi agotamiento. Creo que debo mejorar mi condición física.

–¿Qué te pasa? –pregunta Beth.

–Vi a un chico –digo entre jadeos.

–Yo también veo chicos todos los días pero por eso no corro como loca por el colegio –dice Tiffany divertida.

–Es que no era –suspiro. Uf ¡Qué cansado!–. No era un chico cualquiera –digo ya más calmada.

–¿Y quién era? –pregunta inquisitivamente Beth.

–Es... –soy interrumpida por Sasha.

–Yo puedo contestar eso. Estoy cien por ciento segura de que fue mi hermano –dice tranquila Sasha.

Abro mis ojos con sorpresa y asiento. ¿Cómo pudo saberlo?

–Espera. ¿Por qué corriste hoy de él y no el día que estabamos en el parque? –pregunta Tiffany.

–Porque hoy estaba yo sola con él. Es muy diferente, uno nunca sabe que podría llegar a hacer –contesto.

–Tiene razón –me apoya Beth.

–Igual yo sigo creyendo que es un chico encantador –dice Tiffany supirando.

Ruedo los ojos y vuelvo mi atención a Sasha

–¿Cómo sabías que vendría? –le pregunto curiosa.

–Pues digamos que yo lo llame esta mañana para que me trajera mi tarea de Historia. La olvide en mi escritorio –dice inocentemente.

–¡Demonios! ¡La olvide! –digo para mis adentros–. ¡¿Y no se te ocurrió decirme que él vendría antes de irme del comedor sin ustedes?! –le pregunto a Sasha alterada.

–¡No pense que fueras a huir así y que te lo llegarás a encontrar! –grita frustrada.

¡Genial! Ya empezamos a gritar. Esto no terminará bien.

empiezas todo.

Callate conciencia ¿Quieres?

–¡Eres una torpe olvidadiza! –grito cegada por la rabia.

–Tú... Tú no... –¡Ja! Ni siquiera puede insultarme. Sasha respira hondo cerrando los ojos y cuando vuelve a verme sus ojos ya no son cálidos como siempre–. ¡Tú no eres mejor que yo! ¡Has hecho cosas que ni tu propia madre conoce! ¿O sí Jenna? –aprete los dientes molesta. Yo se a lo que se refiere con ese comentario y no es nada bueno.

–¡Mira, no te pases de la raya Sasha! ¡No es bueno insultarme y lo sabes perfectamente! –digo entre dientes.

–Sasha. Keit. Calmense –dice Beth tratando de tranquilizarnos.

–¡No! –gritamos Sasha y yo al unísono.

–¡Eres una testaruda Keit! ¡No creas que te tengo miedo, se que no te atreverías a dañarme. No eres capaz!

Y esa fue la gota que rebalso el vaso.

Me abalancé contra Sasha y caí al suelo sobre ella. Todos los estudiantes por alguna razón no se encontraban en el comedor y eso nos benefició, así el director cascarrabias no se daba cuenta de la pelea.

Beth y Tiffany hacían de todo para tratar de separarnos pero nada funcionaba. Nosotras no parabamos de maldecirnos y lastimarnos entre nosotras, cegadas por la furia del momento.

–¡Eres una malagradecida! –grito Sasha mientras aún nos arañabamos y nos jalabamos el cabello.

–¡Ja! Mira quién lo dice –digo tratando de safar sus afiladas uñas de mi espalda– ¡Diablos! ¡Quita tus inutiles uñas de mi espalda!

El asistente de mi padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora