Capítulo 18

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Yassir.

Había despertado buscando su cuerpo en el colchón, pero no había rastros de ella, quise sacarla de su habitación, pero entendí que ella, tanto como yo debíamos pensar y le dí su espacio.

Cuánto la había disfrutado, cuánto había disfrutado hacerla mía... Mis murallas cuando ella estaba cerca simplemente se desvanecían y lo que había sucedido la noche anterior había sido prueba contundente de eso, de solo recordar su desnudez mis pantalones mi instinto renacía.

—Yassir, te estoy hablando y no me has contestado...— dijo mi madre indignada.

—Lo siento madre, ¿qué decía?— ella negó con la cabeza molesta y miré de reojo a las demás personas que me miraban curiosos.

—Tu comportamiento de ayer fue terrible...— De nuevo empezó mamá a regañarme por haberles dejado solos, era la quinta vez que me disculpaba, pero al parecer ellos necesitaban más.

—¡Madre, basta! Me duele la cabeza— supliqué.

—N-nadie te envío a que te fueras a beber, así que te aguantas—nadie decía una sola palabra, solo nos miraban, Said iba conduciendo y de vez en cuando sonreía por el espejo haciéndome un tipo de mofa.

¡Inmaduro!

—Tranquila, Yassir estuvo conmigo en la noche... Incluso nadamos un poco— dijo en tono insinuante Sira a lo que la fulminé con la mirada.

Todos me quedaron viendo de nuevo incrédulos.

—Sí, así es... No sabía que la señorita Sira estaba ahí y quise nadar, luego fui a dormir SOLO en mi habitación— Sira dobló los ojos y luego sonrió con malicia.

—Sí, después que tú niñera nos encontrara nadando en la piscina te fuiste a dormir y ella sorprendentemente no estuvo en su habitación— dijo teatralmente.

—Así es, más tarde hablaré con ella sobre eso, pero le repito lo mismo de ayer, no se meta en lo que no le incumbe señorita Sira.

—¡Yassir!—chilló mamá y Sira se echó hacia atrás mientras la descuartizaba con la mirada y así no volvió abrir la boca.

—A mí Amaranta me ha caído muy bien, cuida a Michelle y mi sobrina le ha tomado mucho cariño, eso quiere decir que está haciendo las cosas muy bien— repuso Nasra apenada por lo que su amiga había dicho antes.

—No se puede negar que lo poco que ví fue tranquilizante para mí, siempre me agobiaba pensar que Michelle estaba mucho tiempo sola—dramatizó mi madre.

—Es muy bonita hijo, solo espero que no sea una oportunista—soltó papá arrugando el gesto.

—¡Papá!—dijeron Nasra y Said al mismo tiempo.

El carro se detuvo cuando estaba dispuesto a contestarle a papá, mejor que fue así por el bien de todos.

Después de las despedidas tan interesantes entre consejos, regaños, prontas visitas y estúpidos coqueteos de Sira. Volvía con Said en el auto sumido en un intenso silencio.

—¿Cómo la pasaste anoche?—Said rompió el silencio.

Masajee mi cien y luego lo miré.

—Bien.—respondí cortante. Después de unos minutos sentí su mirada de reojo—¿Qué pasa ahora Said?— dije cansado de su escrutinio.

—Nada, nada. Sólo conduzco... Y pienso.

—¿En qué piensas?—cuando una persona dice que piensa normalmente quiere que le pregunten el porqué.

—Sira dijo que Ami había salido en la noche...—me acomodé incómodo al saber por dónde iba la conversación.

—¿Y?— le respondí tratando de no darle importancia.

A Través De Su Sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora