Después de una boda impuesta para ambos, la pareja que conformaron el Laird Eachann MacKenzie y su ahora esposa Moira, se dirigen a toda velocidad a las tierras del Laird, esperando que aun no sea demasiado tarde para su clan.
Eachann, tiene muy cla...
-Sheena que estás haciendo ahí? Por favor ven conmigo.
-Escúchame no te muevas, baja de ahí.
Moira estaba aterrorizada, ella no la escuchaba, ni siquiera había intentado mirarla, Sheena estaba en ese lugar en donde se había refugiado y que parecía que no volvería.
Lentamente se acercaba a ella no quería que un movimiento brusco la perturbara y la hiciera saltar al vacío.
Maldita sea! Por qué tenía que estar su cámara a la orilla de un acantilado que daba al mar!!...
El mar!! Eso es
Lentamente empezó a murmurar en aquella lengua que para ella era muy conocida sintió como su mar le respondía como fuera, ella iba a salvar a Sheena de lo que hubiera decidido.
Su concentración fue rota con el abrir brusco de la puerta y en ella Eachann entraba como un vendaval con su mirada busco a Moira y al verla, notó que su rostro pasó de preocupación a alivio o podrían ser ideas suya?
Pero su rostro se volvió a transformar en miedo al ver donde estaba su hermana es que acaso ella jamás regresaría?
-Por los dioses Sheena!!! Baja de ahí por favor no nos hagas esto soy yo Eachann tu hermano, hermanita lo que sea que tengas, ven conmigo por favor no saltes!
Aunque ella no le dedico ninguna mirada de reconocimiento, supo que lo había escuchado, porque gruesas lágrimas brotaban de sus ojos.
-Ni siquiera te atrevas a dejarnos Sheena!! Sé que lo que pasaste fue algo muy duro hermanita pero ya no estas con ellos estas en casa, por favor regresa.
Sheena cerró sus ojos a la voz de su hermano ella quería vivir, pero no podía hacerlo con ese horror a cuestas las cosas terribles que había vivido no la dejaban en paz en ningún momento, se repetían en su mente una y otra vez, cada latigazo, cada golpe, cada quemada cada vez que la violaba, por las noches veía el rostro sonriente de Sean MacDonald cada vez que abusaba de ella, cada vez que la tocaba en contra de su voluntad, o cuando ella tenía fuerzas para rechazarlo y era amarrada y latigada desnuda, para después así herida y bañada en sangre, violarla, mordiéndola en sus piernas, senos, nalgas en donde sea, solamente con el propósito de hacerla sentir dolor
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recordar cuando le decía que ella ahora era de él, y que podía hacer lo que quisiera con ella, y que cada vez que negara su cuerpo la iba a pasar peor.
Poco a poco el minó su determinación y voluntad, hasta el punto de quebrarla como podía decirle a su hermano o a Caelen que llego a un punto en que no se negaba a que la tomara, que se había dado por vencida, que había empezado a aceptar que esa iba a ser su vida, y por los dioses, que haría lo que fuera con tal de que no la golpeara
Abuso de ella tantas veces como pudo solo una vez intentó ser suave con ella, diciéndole que le haría el amor pero al ver que ella no reaccionaba a sus besos y caricias, montó en cólera y la volvió a amarrar, solo que esta vez tomaba las velas para quemarla cada grito que emitía parecía excitarlo, porque era en ese momento en que la penetraba con rudeza y furia queriendo quizás sacar de ella un gemido de satisfacción, pero al no lograrlo y que regresaba a su silencio, volvía a quemarla le decía que era problema de ella que no lo disfrutara, pero que él si lo hacía y mucho.
