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La zona hotelera sigue igual de iluminada a como lo estaba en pleno día, si no es que más. Luces, blancas amarillas y neones decoran las calles de esta ciudad donde pareciera que se vive de noche. La gente anda a sus anchas a pesar de que para mí ya es tarde; son las once y media.

La comida estaba sabrosa, y el compañerismo ni se diga. A mis padres se les facilita hacer amigos; a mí no tanto. Espero haber causado una buena primera impresión, de verdad. Pero no estoy tan seguro. Platiqué un poco con todos los miembros de la familia García.

El muchacho quien tenía pleno dominio sobre mi padre se llama Mizael. Era agradable pero mi padre le echaba muchas flores a cada cosa que contaba, por pequeña que fuera. Algo que desde que tengo memoria, no ha hecho conmigo. Da igual, no dejo que los celos me perturben, después de todo ya estoy acostumbrado, ¿no es así?

A cada pregunta que la familia me hacía, yo respondía correctamente, pero iba al grano. Cuando mi madre hacía referencia a mis "logros" yo me avergoncé un poco. No es muy agradable que sea tu madre la que cuente tus supuestos "logros". Cosas como mi promedio en la escuela y así. Si alguien te alaba por algo, que sea porque le nació.

Me llamó la atención que, aunque mis padres están acostumbrados a un estilo de vida más caro, no les disgustó nada, ni la comida, ni la casa. Qué bueno que no sean parciales con los demás. Total, nosotros éramos los invitados y dice el dicho que "regalado hasta un golpe es bueno". En fin, nos la pasamos bien.

Ahora en el hotel, nos damos un baño y nos preparamos para dormir. Yo soy el último en quedar listo para descansar, pues fui el último en bañarse (me doy cuenta de que últimamente me baño demasiado, como si fuera algo que me tranquilizara; algo así). Me visto con una pijama con rayas verticales de colores verde y azul.

Cuando salgo de la ducha mis padres ya están en el quinto sueño; los ajetreos del día han podido con ellos.

Me acomodo en la cama y me dispongo a dormir, pensando antes de caer en los brazos del sueño, en Hailey y en qué estará haciendo. «Noah, pasan de las 12 de la noche, debe de estar durmiendo», me responde mi cabeza como si me dijera que dejara de pensar en ella.

Entonces tengo un sueño: Es el chico pelirrojo del aeropuerto. Su padre también está presente. Los veo reír y jugar. El padre lo llama "campeón" y el muchacho lo trata con muchísima confianza, pero con respeto. Yo solo soy un espectador, para luego convertirme en el personaje principal de mi sueño, que para este momento ha cambiado para convertirse en pesadilla.

Estoy en mi casa, o lo que antes era.

Grandes montículos quemados de material me observan desde abajo. La residencia Peters, se ha quemado por completo. Las cenizas revolotean envolviéndome y amenazan con ahogarse, sin embargo, eso no es lo inquietante ahora mismo (bueno en realidad sí, pero mi padre hace que se vuelva algo secundario).

Veo a un hombre que no deja de gritarme sumamente enojado. Mi padre me dice cosas hirientes y me echa la culpa de sus problemas; de haber quemado la casa, aunque yo en realidad no sé ni por qué pasó. Sus palabras son como las estocadas de una espada, y lastiman mi ya de por sí roto corazón.

Finalmente se aparta de mí con otra persona: el chico al que apenas reconozco, Mizael. A él lo trata bien, juega con él, se divierten como hacía el pelirrojo con su padre al inicio. Yo, solo y rechazado, miro con tristeza la escena, sintiéndome triste, abandonado y traicionado. Caminan juntos hasta desaparecer gradualmente.

Entonces despierto.

Estoy triste. Triste por algo que no sucedió más que en mi mente, en mi sueño. Pero... fue tan real el rechazo de mi padre hacia mí que sencillamente le guardo rencor. El dolor en las palmas de las manos hace su aparición.

IMPOSSIBLE LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora