- Cuervos -

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Una vez el leon estuvo frente a frente con Isaac, éste se vio petrificado, incluso su corazon se detuvo por un segundo, Khan tenia una gran herida en toda la extension de su abodomen

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Una vez el leon estuvo frente a frente con Isaac, éste se vio petrificado, incluso su corazon se detuvo por un segundo, Khan tenia una gran herida en toda la extension de su abodomen.

Magno, al ver que su maestro ni siquiera pestañeaba, se preocupo inmensamente, nunca lo habia visto asi de consternado. De un grito llamo a los guardias mas cercanos, y les ordeno que trajeran ayuda. Isaac llevo lentamente su mano a la herida de su amado, pero no pudo acercarla mucho mas, pues ésta estaba hirviendo, el solo tener su mano cerca de la zona le causaba una gran sensacion de calor. Definitivamente no era una herida comun y corriente.

En menos de 5 minutos varios guardias y sacerdotes ayudaron a trasladar a Khan a la habitacion real, donde lo dejaron boca arriba en la cama. Los ayudantes corrian de un lugar a otro, organizando distintas medicinas y herramientas, mientras los guardias miraban expectantes la escena desde la puerta, la tragedia pronto fue conocida por todo el reino, causando que los ciudadanos se vieran gravemente preocupados por su rey.

Isaac, por su lado, podia sentir como la sangre le hervia en las venas, como sus musculos se tensaban hasta casi romperse. Estaba tan enojado que emanaba un aura de peligro, la gente que circulaba por la habitacion evitaba cualquier contacto con el e inlcuso Magno, un parlanchín profesional, se mantenía en silencio sentado a un lado. No entendia como Khan, el guerrero mas fuerte que conocia, habia sido herido de tal gravedad. Incluso en las mas arriesgadas misiones, ni siquiera un pequeño rasguño adornaba su cuerpo una vez terminadas. ¿Como termino una simple mision de exploracion en la muerte de todos los soldados que acompañaban a Khan, ademas de este ultimo quedar gravemente herido?

Una vez sus pensamientos volvieron a la realidad, vio como los sacerdotes preparaban un unguento para curar al herido, pero antes de que pudieran lograr su cometido, los interrumpió.

ꟷ ¡Basta!ꟷ Su voz inundo con una firmesa desgarradora toda la habitacion. Todos dentro de ella detuvieron sus acciones y miraron intimidados a quien les habia gritado.ꟷSolo yo curare sus heridas, quiero que todos salgan de aqui ¡Fuera!ꟷ Entendiendo que debian acatar inmediatamente la orden, salieron despavoridos fuera del lugar, una vez salieron cerraron la puerta dejando solo a Magno y su maestro dentro de esta.

Isaac estaba nervioso, sus manos tiritaban al igual que su labio, el cual mordía para no hacerlo notorio. El chico no tenia debilidad alguna, su corazón era tan frío que sus emociones prácticamente no existían para otras personas, no le importaba el bienestar del reino ni de las personas que lo componían, demonios, el mundo entero podía desaparecer en un pestañeo y no le importaría con tal de poder seguir en compañía de Khan. Estaba preocupado como nunca antes, sin embargo, sabia que tenia que estar tan concentrado como le fuera posible, no había revisado la herida con mayor detalle, pero sabia que no era algo normal, y por lo mismo, era incapaz de encargarle esta tarea a un sacerdote cualquiera.

Se quito el abrigo de tela dorada que traía puesto y lo dejo a un lado. Camino hasta quedar de frente con el cuerpo de Khan y analizo con mayor detalle la herida. Era un solo corte que se situaba desde su ombligo hasta un poco mas arriba de su pecho, era una linea delgada y precisa, lo preocupante era el color negro que tenía el área circundante. No parecía infectada, Isaac sospechaba que se trataba de alguna especie de magia negra, era la única que podría causar tal estragos. No habían señales de otras lesiones, ningun moretón o cortes pequeños y su ropa no estaba tan sucia. Para lograr tal corte, Khan debió haber impuesto resistencia, la tierra debió haber manchado sus botas y pantalones o la sangre de la herida su camisa, pero no era así, la lesión parecía tan precisa y delicada que era imposible.

Por sus poderes, si esto se trataba de alguna especie de magia negra, quizás podría controlarla o eliminarla, así que soportando el calor que la zona desprendía, coloco sus manos sobre esta, y se concentro en intentar encontrar algún rastro de magia oscura que pudiera controlar, pero en vez de eso, un dolor punzante se colo entre sus dedos, abarcando sus manos por completo, era una sensación de ardor extremo y tan pronto la sintió, alejo sus manos rápidamente. La palma de sus manos se habia quemado y tomado un color negro similar a la herida de Khan.

Esto es malo, es muy malo.ꟷ Pensó.

La única solución que veía era hacer un ungüento con hierbas especiales y sabia cuales debía usar, el problema era donde encontrarlas. Tendría que ir al castillo de su hermano por ellas, y Atlas estaba en el fondo en la lista de personas que quería ver en este momento, pero necesitaba esa medicina y haría lo necesario por conseguirla, incluso si eso significaba tener que verle la cara a ese desgraciado. No sabia cuanto tardaría en buscarla y temía por la salud de Khan, los efectos que esa magia tuviera en su cuerpo eran completamente desconocidos para el joven gobernante, así que intentaria tardarse lo menos posible en su misión.

Se dio la vuelta hacia Magno, sabiendo que era la única persona a la que podría confiarle esta tarea.

ꟷ Magno, necesito que te quedes a cargo de Khan, iré a buscar unas hierbas medicinales a un castillo un tanto lejano y no quiero que nadie mas entre a esta habitación.ꟷ Hablo tajante.ꟷ No puedo confiar en nadie mas.ꟷ Dijo esto ultimo en voz baja.

Una pequeña luz de emoción se encendió en el interior del pupilo, Isaac había admitido que no podía confiarle esto a nadie mas, y eso, para el, era mas que suficiente evidencia de que su maestro le tenia cierto aprecio.

ꟷ No te preocupes Isaac, no dejare que nada le pase.ꟷLe dio una mirada de confianza, una mirada llena de cuidado y entrega.

El mencionado tomo su abrigo y se lo coloco nuevamente, caminó hasta un armario dentro de la habitación real y abrió uno de sus cajones, en este se encontraba una caja de madera delicadamente colocada en el compartimiento. Dentro de esta caja se encontraban dos cuchillas de plata negra que no solía usar a menudo, pero la ocasión lo ameritaba. Las coloco en unos bolsillos especiales en sus pantalones y salió de la habitación en busca de su fiel acompañante, Tanatas. Seguramente la encontraría descansando en los jardines, así que ahí es adonde iría.

Mientras caminaba intentaba encontrar un posible responsable, alguien que pudiera ser tan fuerte para causar tal daño a Khan, pero no tenia mucha suerte. La lista era muy corta y muchos de ellos se han desvanecido del mapa, además, la única persona que tenia en mente no se encontraba en Zatara, ni siquiera en Pakara, no tenia como llegar aquí a no ser que tomara un barco y la ultima vez que escucho de él, era gobernante de Bahía Negra. Era imposible que alguien como él decidiera atacar ahora, pero lo peor de todo es que había una pequeña vocecita en la cabeza de Isaac que le decía que era posible y que seguramente se trataba de él. Los vellos de su brazo de erizaron y trago duro por un segundo. Entonces comenzó a correr, necesitaba llegar a Tánatas lo antes posible, no había tiempo que perder. Finalmente la encontró descansando en el césped junto a una fuente, cuando se encontró junto a ella la fiera parecía entender lo que sucedía, pues se levanto y le dio a Isaac el permiso de montarse en ella. Apenas hizo esto, la fiera comenzó a correr rápidamente a las puertas de la ciudad, sabiendo perfectamente a donde debía ir. No veía a su hermano hace 50 años y no ansiaba hacerlo hoy, pero cuando vio finalmente las majestuosas puertas de la ciudad y el sol escondiéndose tras de ellas, supo no había otra alternativa, el tiempo corría y no esperaba.

 No veía a su hermano hace 50 años y no ansiaba hacerlo hoy, pero cuando vio finalmente las majestuosas puertas de la ciudad y el sol escondiéndose tras de ellas, supo no había otra alternativa, el tiempo corría y no esperaba

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El suelo de madera crujía ante la pisada de sus pesadas botas, el aire se espesaba con su sola presencia y hasta la noche se hacia mas oscura. Sentado en su trono de piedra negra, reía a carcajadas al saber que su mensaje había sido recibido, podía imaginar la furia que su regalo había causado y se retorcijaba de la alegría al saber que su plan iba tal como él quería. El ratón habia caido en la trampa, pero él no era un simple gato, era un leon.

Eterna: La luz de un Nuevo díaWhere stories live. Discover now