Les encantarás

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Llegué a la cabaña sin despertar a nadie pero de pronto alguien me tocó en la espalda y di un salto por el susto.

-¡Joder Mateo no me vuelvas a hacer eso nunca! 

-Vengo a que me digas tu nombre

-Si que insistes

-A cansino no me gana nadie, venga que te cuesta.

-Me llaman Mel.

-No buscare chistes fáciles.

-Estás salidísimo

-Ahora has sido tu e.e que yo no he dicho nada.

-Encima le echas morro...

-No lo estaré haciendo tan mal que ya me has dicho tu nombre. ¿Tienes frío?

-Frío es poco me estoy congelando.

Se quitó la sudadera y me la ofreció.

-Toma anda.

-Pero entonces tendrás frío tú. Que va, yo nunca tengo frío.

-Gracias. Me caes bien.

-Normal, con esta carita es imposible no caerle bien a alguien.

Le di un pequeño puñetazo en el brazo.

-Tu sudadera me queda enorme.

-Pues claro, es de un auténtico

Le interrumpí antes de que acabase la frase. 

-¿Flipado?

-La verdad era que no estaba pensando en eso exactamente.

-La gente se despertara en un rato y yo apenas he dormido, que depre

-Ufh... suena a noche de desfase sexual

-¡No! Jope Mateo...

-Anda venga que a mi no me la daís

-No tienes ni idea

-Ahora me dirás que eres virgen y voy yo y me lo creo

-La verdad es que eso no es de tu incumbencia y me voy a dormir

-Espera, lo siento. Soy experto en cagarla, la verdad 

-Es que no se que piensas hacer ahora hasta que se despierte la gente

-Fumar la pipa de la paz y que me des tu número.

-No se si a Sean le haría mucha gracia.

-Venga, si no te estoy pidiendo que te quites la camiseta. Solo quiero ser tu amigo y ya que luego nos vamos no me queda mucho tiempo para caerte bien.

Menos mal que tenía ya hecha la maleta. Resultó agradable pasar el rato con él. Era parecido o a mí, puede que aún se pareciera más a como era sin Sean pero aún así seguíamos pareciendonos. Le di mi número porque si no sería un pesado las últimas horas pidiéndomelo y además no me disfustaba hablar con él. Al poco rato oímos que las despedidas empezaban, la verdad yo no tenía mucha gente de la que despedirme. Me hubiera gustado tener una despedida en condiciones con Raúl...

Podía ser un completo imbécil pero también sabía que las palabras no eran lo suyo a la hora de sincerarse. Ocultaba su lado tierno detrás de esos comentarios bordes y distantes. Me costó comprender que esa es su forma de expresar cariño a veces.

-¿Qué le pasa a mi chica que está tan pensativa?

-Estoy dormida, eso es lo que estoy

-¿Te has despedido ya de Raúl?

Nunca seré tu princesaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum