Noche de locos

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No tenía nada planeado que hacer con ella porque cualquier cosa que hicieramos acabaría siendo algo divertido. Lo único que tenía claro era que quería pasar más tiempo con ella, cuanto más la conocía más quería estar a su lado.

La cena acabó y al fin se acercaba mi rato con ella. ¿Cómo podía tener tantas ganas?

-¿Nos vamos ya?

La miré de arriba abajo y algo en mi me dijo que aquella chica se iba a congelar ahí fuera.

-Creo que deberíamos ir a por algo de abrigo. Vamos a mi cabaña que está aquí al lado y te dejo una sudadera.

-Sí por favor, que la mía está bastante lejos.

Fuimos a mi cabaña pero la pobre no dejaba de tiritar, asi que la llevaba abrazada a mi.

-Me estoy replanteando dejarte la sudadera

-¿Por qué?

-Porque creo que esta es una de las pocas veces en las que me abrazaras así.

-Eres un idiota...

-Déjame disfrutar el momento

Al poco llegamos a la cabaña y la di una sudadera, además cogi un par de mantas porque nunca vienen demasiado mal. 

-¿Dónde vamos a ir?

-Pues no sé, pero ahí arriba se deben ver bien las estrellas.

-Entonces venga, ¿ a qué esperas?

Tiró de mi mano con fuerza y fuimos a un alto para ver las estrellas. Nos sentamos en una roca y nos pusimos las mantas por encima.

-Tienes que admitir que esto no se ve todos los días en la ciudad.

-Como si tu fueras un chico de pueblo.

-La verdad es que no, ni mis abuelos viven ya en un pueblo.

-Se están perdiendo las buenas costumbres...

-¿Tú eras de las niñas que pasaban los fines de semana con sus abuelos?

-Más bien era de las niñas que no tenían abuelos.

Mierda ya tenía que meter la pata, ¡por qué no podí mantener mi boca cerrada?

-Yo... lo siento, no pretendía...

-Da igual, no me gusta mucho hablar de ello pero no importa.

Nos tumbamos en la hierva y puso su brazo debajo de mi cabeza a modo almohada.

-Sean esto es demasiado de película

-De película o no, me gusta estar aquí contigo. Además, se me ocurren pocas formas mejores que esta de ser romántico.

-No entiendo qué crees haber visto en mi pero que sepas que te voy a decepcionar si esperas mucho.

-Al menos si me decepcionas habré escogido yo con quien quiero arriesgarme a una decepción

Noté como se sentaba encima mío y sus labios se fundían con los míos. La sentía cerca, notaba como empezaba a ser mía. Separó sus labios para sonreírme pero esta vez fui yo quien buscó sus labios. Sus manos se posaron en mis abdominales y yo agarré sus caderas. Pensando lo que estaba pasando me gustaría parar y dejarla con las ganas hasta que se diera cuenta que yo soy lo que busca pero solo podía dejarme llevar, nada de resistirme. Noté como sus manos iban a las mías conduciéndolas al interior de su camiseta. Sentía como su piel se ponía de gallina al contacto con mis frías manos. 

-Chicos creo que ya es bastante por hoy

Se quitó de encima mío de inmediato. ¿quién cojones había tenido que abrir su bocaza?

-¿¡Raúl?!

Tenía las manos en la cabeza pero al oír el nombre que pronunció la pelirroja me incorporé... ¿Podría ya pensar en ella como mi pelirroja?

-Joder este tío es igual que una plaga.

-¿Qué has dicho?

-No hablaba contigo.

-Más te vale

¿Pero quién se creía? Ese rollo de malo no me asustaba para nada, cada vez me caía peor.

-Vámonos anda

-Como quieras, te acompaño

-Romeo, creo que ya has tenido bastante por hoy vete ahora mismo a tu cabaña que ya la acompaño yo. A menos que quieras discutir esto con tus profesores

No dije nada, tenía que aguantar mis impulsos de darle un puñetazo. Iba a irme pero antes de eso me apetecía dejarle claro que Mel ya no era la chica que conocía. La cogí de la cintura y la besé

- Descansa mañana nos vemos

Raúl se echó a reír pero no me apetecía tener movida con él, por lo cual le ignoré y me fui a mi cabaña esperando que aquél chico no se entrometiera entre la pelirroja y yo.

NARRA MEL

Cuando le vi me dieron unas ganas de estrangular al maldito Raúl. Era de las míticas personas que tenían un don para la inoportunidad y justo cuando ni pensabas en él aparecía

-Te veo demasiado desatada

-Creo que puedes irte a la mierda ya

-Si te entiendo, se le ve paradito al chaval, fijo que es virgen

-¿Qué más te da eso? Es problema mío

-Aún no me creo que le quieras

-Yo no he dicho que le quiera

-Pero sientes algo por él

-En ese algo entran muchas cosas y querer no es una palabra que se pueda tomar a la ligera.

-Media hora conmigo y olvidas al niñato ese.

-Se te pasó la vez Raúl

-Eso no lo tengo yo tan claro la verdad

-No falta mucho para mi cabaña, puedo ir sola

-Prefiero acompañarte, me quedo más tranquilo. Sigo queriendo protegerte.

-Sé hacerlo sola

-Lo sé, eso es lo que más me pone de ti

Iba detrás de mi pero sin darme cuenta en cuestión de segundo me giró y estaba besándome. Por unos instantes disfrute de ese beso, me gustaba, me sentía cómoda pero era lo único que sentía, nada más. O de eso me mentalicé para separarme de él, más tarde darle un tortazo y acto seguido salir corriendo a mi cabaña.

MENUDA NOCHE DE LOCOS

Nunca seré tu princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora