Capítulo 55

19.7K 2.6K 1K
                                    

¿Cómo podría un hijo olvidar a su padre? Mismo si este moría o simplemente desaparecía un día sin más. Taehyung aún estaba en la secundaria cuando un día, al regresar de su escuela llegó a casa, encontrándose con esta vacía, sin rastros de su progenitor. Lo único que le quedaba, su única familia y apoyo.

Sabía que su padre siempre estaba ocupado, de hecho, desde sus diez años su padre comenzó a volverse más y más ausente. Por eso aquella tarde, le pareció normal que no hubiera rastros del mayor. Sin embargo, la mañana llegó pero su padre no. Fue a la escuela pero cuando regresó la casa continuaba en el mismo estado que le había dejado, sin señales de aun alguien más hubiese entrado o salido.

Esa noche no durmió preocupado, marcó su número muchas veces pero jamás se pudo comunicar hasta que, un mes después las cartas por su ausencia a la escuela comenzaron a llegar. Esas vinieron acompañadas de las típicas facturas y su miedo. La policía pese a que pasaron más de las cuarenta y ocho horas, no pudieron reportarlo como desaparecido, sus búsquedas por cuenta propia tampoco arrojaban resultados, la comida en su despensa se agotaba y su vida se derrumbaba.

Era a penas un adolescente que realmente no había enfrentado su mundo, refugiado en su padre y en sus estudios. Se sintió como un niño indefenso abandonado en el medio de una sala desierta en el medio del Océano Índico. Nadie quería contratar a un adolescente al comienzo y poco a poco los ahorros de la tarjeta que su padre guardaba en casa se fueron agotando, entre las facturas que habían que pagar y la comida que tenía que comprar.

Tanto Jin, como Seojoon lo apoyaron de mil maneras, no solamente le ofrecieron compañía en sus solitarios días y frías noches, fueron su paño de lágrima. Quienes le comenzaron a dar el dinero que les daba sus padres como mesada para que al menos pudiera costearse el transporte y alimentos básicos. Poco después, Seojoon fue enviado a estudiar al extranjero por sus padres, quedándole solo su rubio amigo. 

Los padres de Jin al enterarse realmente de su situación le ofrecieron cobija y ayudaron mucho, se comportaron de cierta forma como su familia pero para él su vida ya no tenía brillo o luz suficiente. Se refugió en los estudios y en el sexo, buscando cariño en brazos que sabían que no le ofrecerían más que la ayuda para liberar su cuerpo.

Y fue así que sus años fueron transcurriendo, esperando aunque fuera anticuado al menos una carta de su padre, una explicación, un motivo que le ayudara a entender cómo podía haberse ido dejando a su único hijo atrás. ¿Era él el del problema? Todos a su alrededor terminaban abandonándolo o desapareciendo de su vida.

Lentamente su corazón se fue cerrando y justo antes que la última hendidura fuera tapada, llegó Jungkook, rompiendo y derritiendo todo el hielo que cubría su corazón alma y ser. Volvió a vivir, a desear vivir y verle un sentido a la vida. Sin querer habían incluso creado una nueva familia y estaba resignado con sus padres. Pero, llegó la noticia de su embarazo, su madre, su precedencia y todo se tambaleó para él.

Ahora, inclusive aparecía frente a él aquel hombre que no veía desde hacía tantos años. Aparecía herido, sin permitirle al menos la satisfacción de gritarle y pegarle. Porque sí, aunque él fuera el defensor de que a los padres no se le debía levantar ni siquiera la voz, deseaba pegarle a su padre, al menos una vez.

Sin embargo, pese a sus propios deseos ahí estaba, sentado junto a la cama donde yacía su progenitor, llorando y preocupado como un chiquillo, desconcertado por la repentina aparición pero sin dejar de velar por él. Así como él debió haber hecho.

¿Cómo sabía incluso dónde él vivía para aparecerse a su puerta? Algunos conocidos le dijeron que no recibir noticia de su padre eran buenas noticias pero lo cierto era que incluso lo había dado por muerto. Porque solamente así entendía y justificaba todos esos años en los que no lo contactó ni una sola vez.

Amor LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora