Capítulo 54

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Lo que menos esperó Jimin aquella noche fue recibir la inesperada visita de su familia. Lo que menos necesitaba era a sus padres y hermano juntos, menos con todos los lunianos reunidos. Lo más probable es que quisieran llamar una brigada y llevarlos a todos derechito al manicomio. Se volteó para visualizar a todos los demás y sus caras eran como para hacer una caricatura.

— ¿Son tus padres, Ate? — Jimin asintió.

— ¿Fa, conoce a los abuelos? — Lo miraba expectante.

Los abuelos, Jungkook no podía ocultar su emoción, jamás pensó poder conocer a la familia de su mafa, recordó cuando le parecía extraño que ni siquiera hubiera un familiar suyo en Luna Dorada. Por alguna razón lo dejó pasar y cuando creció, su único pensamiento era que todos hubiesen sido asesinados, incluyendo quien le dio la vida.

— No, sé como lucen y lo que hacen con sus vidas porque los he tenido vigilados pero nunca tuve la oportunidad de conocerlos. — Frotó sus manos y las pasó por su pantalón, estaba sudando, estaba nervioso.

— ¡Oh por Dios! — Murmuró Jimin tomándose más tiempo del requerido para pulsar un único botón.

Si existiera la posibilidad de que la Tierra lo tragase en ese momento y lo escupiese mínimo en la galaxia de Andrómeda, por allá a unos ciento cincuenta mil años luz, el sería el ser humano más feliz. Por qué después de seis meses en los que raramente hablaran escogieron justo, ese día. Suspiró con resignación sabiendo que si no abría ellos serían capaces de dormir en la puerta.

Como si fuesen niños regañados, los tres con genes de otro mundo, se encontraban sentados en el sofá. La puerta se abrió y no solamente tres personas entraron, no, venían también su prima y tía. ¿Y esa invasión no autorizada?

— Pensé que te habían matado, raptado, llevado por extraterrestres a otro planeta, convertido en zombie, evaporado o mínimo quedado manco y mudo como para que no te pusieras en contacto con tu familia. Conmigo que soy tu madre. ¿En qué has estado tan ocupado que no tienes tiempo para nosotros, eh?

Jimin maldijo en su interior sin poder mirar a su esposo e hijo, odiaba que lo trataran como si aún fuera un adolescente o estuviera en sus veintes, cuando en realidad ya había vivido cuarenta y cuatro años. Sí, se veía como si a penas tuviera veintisiete o treinta, la edad reflejada en su carnet de identidad pero, no era así.

Mientras tanto Suga como Kook y su pareja intentaron contener la risa cuando la señora Park comenzó a pellizcarlo y darle algunos manotazos. El señor Park intentaba detenerla mientras que su hermano pequeño sonreía triunfal, siempre era él quien debía soportar a sus padres y sus regaños. Su tía observaba la casa como siempre y su prima, bueno, ella estaba muy entretenida disfrutando lo que sus ojos veían, cualquiera de los tres hombres allí sentados le vendría bien.

— ¡Madre, pare ya de una vez! — Exclamó el Atemin con fuerza, tratando de contenerse.

— Mira, a mí no me estés hablando así, controla el tono que soy tu madre.

— Ya cariño, nuestro hijo tiene razón, ya no es un niño y encima tiene invitados en su casa. — Apresuró a decir el mayor de todos los presentes.

— ¿In-Invitados? — Preguntó volteándose. — Oh.. — Sacudió sus manos y acomodó la ropa de Jimin con una amplia sonrisa, como si ellos no hubiesen sido ya testigos de lo sucedido. — Perdón por que hayan tenido que presenciar este... Este pequeño percance entre madre e hijo. Es que estaba muy preocupada, casi seis meses en donde al parecer mandar un mensaje o hacer una llamada telefónica fue muy difícil para el mayor de mis hijos. — Lo miró seriamente apretando sus labios, haciendo que Jimin rodara sus ojos.

Amor LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora