XXXIV

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—¿Crees que están bien? Están tardando bastante. —Susurró Seokjin con ambas manos sobre el volante del vehículo y sus bicolor viajaron directamente a la puerta de la cabaña. Luego se posaron sobre Namjoon, que suspiró audible mientras rascaba debajo de la barbilla.

—Déjalos que tengan su despedida Jin, hay que esperar. Mientras puedan hacerlo... —Sus palabras murieron entre la penumbra al pensar fugazmente en lo inevitable. Aquel momento que no quería presenciar pero que algún día ocurriría, quizá más temprano que tarde. Al parecer Seokjin tenía lo mismo plasmado en su mente, porque unieron sus miradas por algunos segundos y colocaron una mueca bastante triste. —Cuando tenga que irme... Voy a extrañarte.

—Yo también Nam. A pesar de que seas un Ángel muy desubicado. —Sonrieron tiernamente para romper la ligera tensión y se quedaron con la mueca por momentos. Luego de un suspiro del pelinegro algo cambió en el ambiente, de repente todo estaba demasiado silencioso y los grillos parecían cantar al mismo tiempo creando chirridos temerosos. Acercó su mirada y vio el cielo oscuro de la noche tan negro como si fuese sólo un manto que cubría su perdición. Tragó saliva de repente con ese frío entre sus huesos y notando como desaparecían una a una las estrellas en el firmamento supo que Taehyung y Jungkook debían apurarse.

—La re puta madre Seokjin, creo que está viniendo... —Pero no fue hasta que lo dijo que un fuerte viento comenzó a mover los árboles a su alrededor de izquierda a derecha, las hojas verdes volaron alrededor del automóvil y crearon una especie de huracán pequeño. Las ramas débiles cayeron a la tierra y se oía que el lago comenzaba a revolucionarse en pequeñas olas (algo imposible de lograr en otros tiempos)

—Namjoon... —Susurró Seokjin con el temor plasmado en la garganta al observar uno de sus costados.


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Las luces se alinearon en la columna vertebral de Jungkook cuando de repente la punta de su miembro rozó la entrada de Taehyung, algo que lograba denotar sus mejillas a punto de ejercer explosión y esa manera que tenía de colocarlo nervioso. Los roces eran indescriptibles, sus cuerpos en compás y balance y la mirada cristalizada que lo observaba con recelo desde abajo. El pelinegro sonrió de medio lado, con algo parecido a la vergüenza, mientras llevaba uno de sus dedos a la propia boca para comenzar a chupar.

—¿Eso también estaba en tus... En tus libros? —Preguntó el castaño al ver esa imagen que lo dejó congelado. Los labios rosados y finos alrededor de su índice subiendo y bajando con lo que parecía ser temor y excitación. Sus ojos oscuros se lo podían decir bien, aquellas pestañas bañadas en dorado que subían y bajaban formando estelas de brillo indescriptibles. Taehyung mordió su labio inferior sintiendo la carne caliente chocar contra sí mismo, pretendiendo unir nuevamente su boca con la de Jungkook en ese frenesí imparable y delicioso. Pero su lengua estaba ocupada lamiendo otro de sus dedos y parecía ser la imagen más preciosa e infartante que había tenido el honor de presenciar.

—Me lo dijo Namjoon... Pero vamos a omitir eso ahora. —Ambos se regalaron una media sonrisa pequeña y luego llevó sus manos entre las piernas abiertas de Taehyung. El dedo índice se colocó justo sobre su entrada, comenzando a palpar caminos circulares desde arriba y manteniendo sus ojos bien abiertos para poder presenciar el momento celestial. Ya Taehyung mordía sus labios con desespero, logrando ronroneos preciosos y pequeños gemidos parecidos a los de un felino. Los colmillos encajados perfectamente sobre la misma piel y sintiendo la yema del dedo de Jungkook haciendo círculos por sobre la entrada... Se encontraba en el mismo paraíso delirante.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora