XIII

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—¿Cómo puede ser que no... —Preguntó estupefacto el menor viendo como Jungkook llevaba el carbón hasta la chimenea nuevamente, logrando que pequeños destellos brillaran cuando lo lanzaba. Con la misma pinza de cocina logró colocarlo entre las brasas y luego tomó una jarra a su lado llena de agua, para apagar el fuego. Volteó su rostro pacífico para ver como Taehyung seguía hiperventilandose, la herida totalmente curada, como si nunca hubiese existido. Con sus dedos finos se tocó la superficie de la piel, comenzando a sentarse con más firmeza sobre el lecho. —¿Cómo... —Susurró más para él mismo mientras sentía el temblor de sus yemas atenuarse sobre la sana superficie.

—Prométeme que no te vas a asustar. —Dijo Jungkook colocándose de pie con el humo de la chimenea de fondo, sus manos comenzaron a acariciar el aire como con gestos asustados, ceño fruncido. Tantas cosas que a Taehyung le parecían en demasía extrañas, que lograban sumergir sus pensamientos más internos. Observó la muñeca nuevamente, y luego al pelinegro que seguía con ese semblante deshecho, asustado y preocupado. Tragó saliva logrando que la nuez de Adán dance estrepitosamente sobre su cuello. —Tae, por favor, dime algo...

—Es que no puedo prometerte nada, en serio no entiendo un carajo. Primero tu pierna, después un hombre de aura negra me quiere matar, y ahora est... —Recalculó en sus palabras y cerró la boca, abriendo sus ojos de manera sorprendida por lo que había dicho. Sí, la sola mención de la palabra aura logró que su sistema se comprima en pequeños suspiros. ¡No podía ser cierto! Simplemente fue una traición de su garganta, se había desgarrado en cientos de cantos erróneos. Jungkook enarcó una ceja, acercándose lentamente a un mueble que había a su izquierda, en donde posó sus manos sobre el cajón.

El silencio se hizo terrible, tan incómodo como voraz.

 —Aura, ¿Eh? — Cuestionó con su gesto sonriente de siempre, sólo que más modesto. Notó el rostro de Taehyung, su equivocación había sido capaz de desvirtuar todos sus niveles. Pero Jungkook parecía muy divertido con la situación. Las manos finas de Taehyung se encontraron en seguida, su yeso daba comezón por lo que rasco sin pudor alguno, aunque sus mejillas asustadas denotaron otra cosa. Al igual que esos orbes bicolor buscando alguna mentira coherente.

—Me refiero a... —Quiso decir pero en seguida el pelinegro lo interrumpió.

—¿Así les dices? —Preguntó girando su cabeza a la izquierda, mirándolo por algunos segundos en los cuales su rostro fue juguetón y sarcástico. En seguida Taehyung se sintió palidecer, absolutamente todos los colores de su mente desaparecieron para darle espacio al vacío interno. Valor blanco, uñas que querían ser rotas con sus dientes. Las yemas de los dedos de Jungkook pasearon por el cajón del mueble para abrirlo lentamente, buscando algo importante en su interior.

Taehyung no podía parar de sudar por los nervios.

—¿A... A qué te refieres? —Intentó la salida fácil, escondiendo sus bicolor de Jungkook que seguía escarbando profundo con sus ojos oscuros. Llevó la vista a su regazo buscando evitar todo tipo de contacto. Jungkook encontró lo que con tanto ímpetu buscaba.

—Me refiero a tu... —De repente el castaño levantó su mirada y Jungkook tenía una pluma dorada en su mano, con el motivo del ojo azul verdoso y ese brillo resplandeciente. Abrió sus bicolor sorprendido, notando como el pelinegro apuntaba su propio ojo con la punta de la pluma. Luego, con un gesto sonriente, se acercó varios pasos a la cama. —A tu poder Tae, a lo que tu ojo puede ver.

Lo siguiente que sintió el castaño fue un mareo horrible sobre las propias sienes, música trágica sonando sobre los oídos que comenzaron a realizar sonidos débiles, como pitidos ensordecedores. Tragó demasiada saliva, la repentina sequía de su garganta comenzó a hostigarlo, y no notó que había colocado sus rodillas pegadas al pecho como intentando lograr un refugio.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHWo Geschichten leben. Entdecke jetzt