Parte XVII: MÁS REVELACIONES - CAPÍTULO 84

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CAPÍTULO 84

—¿Pero en qué momento fue Marga parte de esa Tríada? —preguntó Cormac.

—Antes de su llegada al Círculo —respondió Lug—. Su nombre no era Marga, sino Macha.

—Ella nunca habló de eso —murmuró Cormac.

—Morgana logró disolver la Tríada. La memoria de Macha fue borrada, y también la de Nemain —explicó Lug.

—Pero los tiempos no coinciden —protestó Cormac—. Marga y Nemain ya estaban en el Círculo cuando Aillil comenzó a perseguir a las mitríades.

—Eso es porque Morgana cruzó al otro mundo desfasando el tiempo por miles de años —expuso Anhidra.

—Viajó al pasado del otro mundo —acordó Lug.

—Eso explicaría por qué no volvió después de disolver la Tríada: no quiso encontrarse consigo misma en esta línea temporal —dedujo Cormac.

—No, eso no lo explica —negó Andhidra—. Hubiese podido volver a un punto temporal después de su partida.

—Tal vez no sabía cómo hacerlo —ofreció Cormac.

—O tal vez no se lo permitieron —murmuró Lug más para sí que para los demás. Sospechaba que quedarse en el otro mundo había sido parte del pacto con Lorcaster.

—¿A qué te refieres? —preguntó Cormac.

—¿De dónde sacó Morgana la idea de viajar al pasado en el otro mundo? —preguntó Lug a Anhidra, ignorando el cuestionamiento de Cormac.

—No lo sé —respondió Anhidra—. ¿Por qué lo preguntáis?

—¿Y quién la ayudó a cruzar? —siguió Lug, sin responder a la pregunta de ella.

Los ojos de Anhidra se entrecerraron, intrigados:

—No tengo idea. Nunca lo había pensado. Es posible que Merianis tenga ese conocimiento. Al pasar por el Ojo Verde, la nueva reina adquiere el saber de todas las anteriores reinas y se hace con el legado ancestral de las de nuestra raza.

—¿Crees que ese conocimiento es la razón por la que Merianis fue secuestrada? —le preguntó Cormac a Lug.

—Es posible, entre otras razones —admitió Lug.

—¿Sabéis quién la secuestró? —inquirió Anhidra.

Lug asintió con la cabeza:

—Nemain.

—¡Nemain! —exclamó Cormac—. ¡Pero Nemain está muerta!

—No según Marga —respondió Lug—. Dana fue a hablar con Nuada al respecto. Al parecer, Nemain es la que le ha estado enviando las visiones que la guiaron hasta el Ojo Verde.

—¿Qué más te dijo Marga? —inquirió Cormac.

—Me habló de una entidad, un tetra del otro mundo que es responsable de haber creado la Tríada y ayudado luego a disolverla: Lorcaster. ¿Han oído alguna vez ese nombre?

Cormac y Anhidra menearon sus cabezas en negación.

—Suponiendo que Marga esté diciendo la verdad —comenzó Cormac despacio—, ¿por qué querría Nemain secuestrar a Merianis?

—Quiere volver a formar la Tríada —respondió Lug.

—¿Con Merianis? —se horrorizó Anhidra.

—No, con Morgana. Necesita a Merianis fuera del camino.

—Entonces, ¿por qué no la ha matado todavía?

—Según Marga, para darle tiempo a ella para que pasara por el Ojo Verde en el lugar una mitríade verdadera, y así recuperar el trono para Morgana. Marga dice que en cuanto Nemain se entere de que ella sobrevivió al Ojo, matará a Merianis.

—Para eso, tendría que poder comunicarse con Marga de alguna manera —reflexionó Cormac.

—¿Por qué crees que la dejé atada y amordazada bajo la vigilancia de Ana y Randall? —le retrucó Lug—. Sus intenciones de ayudarnos parecen ser puras, pero no puedo arriesgarme a que nos traicione y se comunique con Nemain.

—Oh, no... —se llevó Cormac una mano a la frente.

—¿Qué? —inquirió Lug un tanto alarmado.

—¡Limitar físicamente a Marga no es suficiente, Lug! —casi le gritó Cormac—. Si es Nemain la que le ha estado enviando las visiones...

—¡Pueden comunicarse mentalmente! —terminó Lug la idea de Cormac, poniéndose de pie de un salto—. Anhidra, debo volver de inmediato, si Marga...

—Lo entiendo —respondió la mitríade, parándose a su vez y llamando a Arelia y a Lobela para que acompañaran a Lug y a Cormac por el camino más corto fuera del bosque de balmorales.

Antes de que los visitantes emprendieran su partida, Anhidra detuvo a Lug del brazo por un momento y le susurró al oído con urgencia:

—El Ojo Verde se ha disuelto, lo que significa que asume que ya tenemos reina. Si Merianis muere y Morgana no puede regresar, quedaremos a merced de...

—Marga o Nemain, lo sé —completó Lug—. No te preocupes, no dejaré que eso pase —le prometió.

—Si necesitáis nuestra ayuda en esto, si queréis que...

—No —la cortó Lug—. No pondré a más mitríades en peligro. Encontraré la forma de detener los planes de Nemain. Lo prometo —aseguró solemnemente.

—Confío en vos, Señor de la Luz —hizo una reverencia Anhidra—. No nos defraudéis.

Lug asintió con un movimiento rígido de su cabeza y se alejó casi corriendo por un sendero del bosque, junto con las mitríades y Cormac.

—Hay algo que he querido preguntarte —dijo Cormac, jadeando mientras trataba de correr a la par de Lug—. ¿Qué quiere Marga contigo? Es decir, además de contarte toda esta fantástica historia de tríadas, tetras y enemigos resucitados que se suponía deberían estar muertos.

—Bloqueé el portal de la cúpula con mi espada. Solo yo puedo reabrirlo —explicó Lug—. Ella vino a convencerme de que lo haga.

—¿Quiere cruzar al otro lado?

—Obviamente. Su excusa es ayudarme a salvar a Merianis.

—Pero tú crees que quiere unirse a Nemain —dedujo Cormac.

—Sí, aunque me jura que no.

—Supongo que como están las cosas, mantener el portal cerrado no es más la opción conveniente —opinó Cormac.

—No, pero eso no significa que me guste —gruñó Lug.

—Podrías bloquear a Marga mentalmente con tu poder. Eso minimizaría los riesgos —propuso Cormac.

—No sé si estoy listo para algo como eso —dijo Lug.

—¿Listo? ¿Qué otra alternativa tienes?

—Una muy peligrosa —lo miró Lug de soslayo—: confiar en ella.

Cormac suspiró y no dijo nada.

LA TRÍADA - Libro VI de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora