Jungkook no sabía lo que hacía, ciertamente su maldito autocontrol se había safado desde hacía minutos atrás. Lo único que tenía en claro era que necesitaba a Taehyung, quería ver su rostro fruncido y sus pestañas húmedas con esos toques destellantes. Quería que sus bicolor sean los testigos impasibles del perfecto torso, acercar tanto sus pieles para que sean sólo una.

Unirse a él.

¿Pero cómo unirse a él?

Supo que era el instinto, sus movimientos torpes lo guiaron hasta colarse apenas de pie y subir a la cama, quedando en dos simples segundos sobre el mismísimo Taehyung, con las piernas del menor enlazadas detrás de su cintura y sus ojos observándose como las maravillas más preciosas del maldito universo.

—Nunca vi a alguien tan hermoso como el cielo. —Susurró sobre su rostro, logrando que todo el aire caliente colisione de manera directa y cree escalofríos extraños. Sus dedos enseguida se colocaron a cada lado de su rostro para poder tener un soporte, y el castaño sólo podía seguir con sus danzas fervorosas en el cabello. Eran letales, se veía en su forma de mirarse a los ojos. Porque nadie podía ver los ojos de Jungkook excepto Taehyung, y Taehyung...

Taehyung amaba el aura invisible de Jungkook.

—Yo nunca vi a alguien hermoso. —Respondió con sus bicolor destellando en pasión y deseos escondidos, sus caricias comenzaron a contar diferentes historias de amor imposibles. Porque esas almas pedían demasiado para seguir existiendo, buscaban tener todo lo que jamás pudieron. Parecía que una dulce melodía guiaba los movimientos del pelinegro, con sus leves lágrimas doradas atoradas en los orbes comenzó a regalar besos minúsculos y tímidos en la garganta del menor. Un camino de bellos aleteos. Tuvo que cerrar sus ojos, contener el movimiento que sus propias caderas buscaban ejercer debajo del mayor, porque Jungkook lo mataba y ni siquiera lo sabía.

—Lo único que sé es que quiero unirme a ti. Yo sé... Yo sé que los humanos tienen la forma de unirse para siempre, y quiero hacerlo contigo Tae. Pasé tanto tiempo viéndote desde lejos, sintiendo como mi corazoncito latía rápido cuando llorabas en silencio, y está tan mal que nos hayamos cruzado. Pero necesito... Ni siquiera entiendo por qué eres una necesidad para mi... ¿Qué me pasa cuando te veo? —El pelinegro se lo dijo desde su posición en el pecho del menor, apoyando de manera leve su mentón para ser el espectador número uno de su belleza descomunal. Taehyung era precioso, merecía ser observado con el mayor de los cariños y devoción. Sus manos viajaron rápidamente a su cintura, que ciñó en un débil abrazo con sus fornidos músculos de ensueño. En seguida notó como el rojo se apoderaba del rostro, la respiración se agitaba dentro de sus débiles costillas y las manos sudaban sobre el mismo manto oscuro de fantasías.

Tragó saliva, y Jungkook dio un beso en la nuez de Adán.

Tenía la necesidad de besarlo y no sabía porqué.

—Existe una manera... —Vio que su ángel esbozaba una sonrisa feliz, con dientes incluidos. De aquellas que sólo él con su alma pura y preciosa podían dar. —Pero te costaría las alas, y no... No puedo permitir eso... —En seguida el semblante de Jungkook terminó por caer a los abismos de la decepción, aún así decidió abrazarlo con muchísima más fuerza hasta que su nariz quedó aprisionada y olfateó el bello aroma de Taehyung. Lo seducía, lo intrigaba y todo eso sin saberlo.

—¿Tan mala es esa manera? —Preguntó con un puchero adorable, tratando de enfocar sus ojos tristes en algún otro lugar de la habitación. No quería que su bello bicolor sea testigo de esas gotas coloridas que pretendían despedirse de las cuencas. Taehyung asintió totalmente abatido, pero bajando sus manos curiosas a la enorme espalda de Jungkook para así sentir el contacto suave y perfecto. En seguida se topó con la marca negra de sus alas, sintiendo ese relieve que le gritaba en el rostro, como con horror, como burlándose de él y de su estúpido destino.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHWhere stories live. Discover now