Colinas de cemento

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Busco mi número de habitación, Nyeupe Malkia Vryheid/Kate Andersson 406. Esto va a ser muy confuso y complicado de explicar a cualquiera.

Mi nombre…bueno, es algo así como “la reina blanca libre” si, precioso, lo sé, pero todos me llaman NyMa, Sin embargo Michael decidió llamarme Kate, piensa que no puedo llevar ese tipo de nombre y mi apellido, bueno, su  apellido. Pero no puedo responder a un nuevo nombre sin significado. Me crié entorno a mi nombre, a honrarlo, y seguiré haciéndolo. Cueste lo que me cueste.

Veinte años viviendo, sobreviviendo, disfrutando, amando África, y ahora me encuentro en América, para cursar la universidad por las estúpidas leyes americanas. Cuando mis padres se divorciaron el trato principal fue que debería cursar la universidad. Y así comencé, me trasladé a Sur África para comenzar a cursar en arte y fotografía, mi madre es fotógrafa profesional, digamos que gracias a eso nací donde nací, y allí nos quedamos. Podía ir a visitarla todos los meses, no estaba lejos de casa, eso fue lo que principalmente busqué. Ya pasé por esto con 18 años, la separación de la naturaleza. Pero todos piensan que por provenir de dónde vengo necesito completar unos requisitos. El primero y fundamental es ser negra. Duh. No existe cosa que me moleste más, estereotipos, encima soy rubia de ojos verdes, lo que confunde a la gente aún más si cabe.  Luego tienes que llevar una lanza como quien lleva un pañuelo en el bolsillo, y collares o platos como pendientes. Tienes que desconocer el maravilloso mundo de las duchas, ya que nos bañamos con los cocodrilos, no saber prender un secador o ignorar completamente tu salud bucal porque te lavas los dientes con plantas tropicales. La ignorancia es muy divertida. Pero también debería de llevar mis piernas como felpudos un gato bajo la nariz por bigote, y un taparrabos.

Bueno esto último puede que si… nah. Llevo un peto corto vaquero, en azul clarito y una camiseta blanca, con unas sandalias de cuero, estoy completamente a salvo de pelo donde no debería estar, mis dientes son totalmente blancos, mi salud perfecta, huelo a jazmín, una crema que me hizo Wyse, para que mi piel soportase el sol de la Shabanna, la utilizo desde que tengo uso de razón, pero me encanta por lo bien que huele. La mitad de mi maleta solo pertenece a esta crema. Los tres collares de cuero que siempre llevo, un colmillo de cocodrilo, una tira de melena de león y una “roca madre” , es una piedra muy especial que utilizan en la aldea como protección. Cuando una mujer da a luz a su bebe esta roca se coloca sobre su pecho al lado de su corazón, una vez él bebe está a la luz se coloca un cordel de cuero con un pequeño trozo de esta anudado sobre su cuello, y nunca jamás te lo quitas. Desde ese momento eres oficialmente de la Iride, de la familia, de la aldea. Y lo llevas con orgullo, honor y amor.

Pero Michael decidió que debía de ir a la universidad en América y tras muchas discusiones, lágrimas e intentos de soborno que no llegaron a nada, aquí estoy. Sin embargo sé que en cuanto termine, volveré, para quedarme de forma permanente.

Cuando Michael se cansó de vivir con nosotras lejos de las altas colinas de cemento decidió que era hora de partir y dejar todo atrás.

Yo me quedé con mi madre y mi familia y fui maravillosamente feliz, hasta ahora.  

“Vas hacia una nueva selva, donde sus habitantes son aún más peligrosos, tu corazón salvaje amainará muchas mentes y molestará a otras, pero recuerda siempre, no hay problema que no puedas afrontar”

Pero en realidad dijo:

“Wewe ni kwenda katika msitu mpya, ambapo watu ni hata hatari zaidi yako pori moyo --punguka akili nyingi na waudhi wengine, lakini daima kumbuka , hakuna tatizo huwezi kumudu”

AFRICANAWhere stories live. Discover now