Capítulo 16

376 11 1
                                    

Nos dirigíamos en el viejo coche a casa de Beatriz. Me había llamado poco después de volver del instituto para que fuéramos a verla y pudiera hablar con Harry. Por más que intentaba pensar en otra cosa, una y otra vez me asaltaban las imágenes de Harry con Morgan; aunque mi mente, como si fuera Photoshop, la sustituía por la Miss en una escena grotesca. ¿Cuántos años se llevarían? Harry tenía veinte y ella, tirando muy por lo bajo, como poco treinta y ocho. Es verdad que no eran los primeros. Ahí estaban Ashton Kutcher y Demi Moore. Pero, no sé por qué, estos tenían menos encanto.

—Voy fatal este año. Como no me ponga las pilas, no voy a poder presentarme a la PAU en junio. ¿Qué tal vas tú con el Inglés y la Lengua? —sutil y perspicaz. Ni mi propia madre lo habría enfocado mejor.

—Mejor en Lengua que en Inglés, la verdad —nada. Ni un gesto ni un cambio de entonación... Nada que lo delatara.

—¿En Lengua? ¿En serio? A mí se me da mucho mejor Inglés. Lengua no me gusta nada y la Miss es muy dura, y más con los de ciencias, que nos considera unos cenutrios. ¡Qué pena que una mujer tan guapa sea tan borde! Porque es guapa, ¿verdad?

—No está mal —no mostraba demasiado entusiasmo. ¿Por qué a mi madre le funcionaba y a mí no? ¿Cuál era el secreto que se me escapaba?

—¡Pero si tiene un tipazo! Además, se conserva fenomenal para su edad.

—¿De qué va esto? —preguntó, enarcando la ceja con extrañeza—. ¿Quieres confesarme algo sobre tu orientación sexual?

Aquello se me estaba yendo de las manos.

—No, no, para nada —intenté mantener la calma—. A mí la Miss no me gusta. Vamos, ni la Miss ni... Que a mí me van los tíos, vaya. Solo digo que es guapa y que me sorprende que a ti no te lo parezca.

—No niego que sea guapa, pero le pasa lo que a todos: desnuda pierde mucho.

Me quedé tan desconcertada que hasta me dio un ataque de tos. Pero al mirarle y ver la sonrisa burlona que llenaba su cara, comprendí que me estaba vacilando.

—¡¡¡¡Eres idiota!!!! —exclamé golpeándole en el brazo.

—¡Y tú una cotilla! —el muy imbécil no podía contener la risa—. Desde luego, la sutileza no es lo tuyo.

Me crucé de brazos fingiendo indignación, pero lo que de verdad sentía era una vergüenza extrema.

—Tú y tu amiga lleváis con este rollo desde principio de curso. Si queréis saber si me lo monto con la Miss, ¿por qué no me lo preguntáis directamente?

—Está bien —le lancé una mirada furibunda—. ¿Te lo montas con la Miss?

Tras tomarse un momento para contestar, acercó sus labios a mi oído y susurró con su melodiosa voz:

—Empieza a preocuparme este interés tuyo por mi vida sexual.

No sé si me enervó más el tonito de suficiencia con el que lo dijo o el que se me erizara la piel al sentir su aliento en la sien.

—¡Me da igual tu vida sexual! Es solo que hay cosas que están bien y cosas que no lo están.

—Y supongo que, según tú, estar con la Miss entra dentro de las cosas que están mal.

—Pues sí, no creo que sea muy, muy, muy... decente —¡horror! Esa palabra la usaba continuamente mi madre y me repateaba.

—¡Ah, es por eso! —dijo burlón—. Y yo que pensé que te preocupaba por si tenías alguna oportunidad...

—¡¿De estar contigo?! —me salió una voz tan aguda y chillona que me costó reconocer que fuera la mía—. ¡Tú estás pirado! No me interesas para nada, ¿entiendes? PA-RA NA-DA.

Pero a tu lado │Harry Styles│Where stories live. Discover now