Capítulo 34

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N/A:Holaa...!! ¿Que tal estáis? Yo muy liada aunque sea semana blanca,bueno más negra que blanca, pero bueno he tenido un ratito libre y he decicido subirlo, espero que os guste y no os podéis quejar porque es bastante largo ;P  Muchos besos... !! <3 <3 Xaoo.. ;)

PD:Por Sara, que tanto empeño tenía en que subiera y no me ha dado ninguna bulla #Ironía ;P

El tiempo avanzaba muy despacio sin él. Era como si mi vida hubiera pasado a transcurrir a cámara lenta. Los días parecían durar el doble y me sentía cansada y triste. Sin embargo, mi decisión era firme e inamovible. Sabía que algún día lo habría superado, que podría pensar en él sin que el estómago se me encogiera, y eso me daba fuerzas.

Para desviar mis pensamientos, me concentré en las clases, y mis notas comenzaron a mejorar, hasta el punto de que hubo un parcial de Izquierdo que solo aprobamos tres, y yo con mejor nota que Tejeda. Era como si mi vida social se hubiera parado y, sin embargo, mi vida estudiantil fuera a toda mecha.

En el instituto intentaba evitar a Harry. Creo que él hacía lo mismo, porque no nos cruzamos ni una sola vez. Al menos, los recreos ya no eran tan horribles, porque Gabriela no tenía que debatirse entre sentarse con Laura o conmigo y podíamos estar todos juntos.

Como era de esperar, mi madre enseguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Aunque estaba contenta por mis notas, le preocupaba que me encerrara tanto tiempo en la habitación y que apenas saliera y comiera. Siempre había querido adelgazar, pero al ver en el espejo las bolsas sobrantes de mis vaqueros y mis camisetas, fui consciente de que estaba mucho mejor antes. Junto con la ilusión, se había esfumado también el placer de la comida. Ahora solo era una necesidad, y me costaba horrores cubrirla.

Pasó una semana, luego otra y otra más, cada una con sus siete días, cada día con sus veinticuatro horas, cada hora con sus sesenta minutos. Lo peor eran los fines de semana, se hacían interminables. Gabriela no se cansaba de proponerme planes: en solitario, con Liam, con los amigos de Liam... Sabía que si me distraía sería más fácil, pero me daba miedo bajar la guardia y desandar el poco camino que había avanzado. Incluso Laura me llamaba de vez en cuando para ver cómo estaba. A ella se la notaba visiblemente mejor.

No volví a tener noticias de Harry hasta que a primeros de mayo recibí un breve mensaje en el móvil en el que decía:

 -H:Por fin soy libre.

 Me alegré tanto que a punto estuve de llamarle. Iba a marcar, cuando di marcha atrás. Lo más probable era que nos quedásemos sin conversación tras darle la enhorabuena y esa idea me parecía sumamente triste después de todo lo que habíamos vivido juntos. Así que me limité a contestar a su mensaje con un escueto:

 -A:Felicidades. Ya puedes abrir la caja. Avísame cuando quieras que te dé la llave.

 Por mucho que esperé, no recibí respuesta.

Se había acabado. Del todo y para siempre. No tenía sentido esperar más. Aún tenía la invitación de Darío y Rubén colgada en el corcho de la pared. Había prometido acompañarle, pero desde entonces las cosas habían cambiado mucho. Llamé unos días antes de la boda para avisarles de que se lo agradecía mucho, pero no podía ir. Rubén, que fue quien contestó, me dijo que no pasaba nada.

Por suerte, no hizo ninguna pregunta ni más comentarios.

A mediados de mayo terminaron las clases. Muchos días quedaba con Gabriela para estudiar las asignaturas comunes juntas, aunque a ella le costaba concentrarse, de tan enamorada que estaba.

Kobalsky también vino, pero como insistía una y otra vez en sacar el tema de Harry, le puse como condición que, si quería repasar con nosotras, no podía mencionar su nombre. El pobre obedeció dócilmente y, si alguna vez se le escapaba algo, se tapaba la boca azorado, como si fuera un niño.

Pero a tu lado │Harry Styles│Where stories live. Discover now