La boda de Batman

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-No llegará

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-No llegará.

Bruce miró al cielo con lágrimas en los ojos...

...suplicaba que esto no estuviese pasando... No hoy.

Cinco con veinticinco minutos.

Su mente cayó presa entre miles de interrogantes a las que no lograba dar respuesta y su corazón, ese que tras once años había guardado y protegido del dolor, se oprimió hasta el fondo de su pecho.

Cinco con treinta y cinco minutos.

Sintió el mundo caer frente a sus ojos.

Alfred Pennyworth lo observaba en silencio, a aquel ser que era más que un hijo lloraba en silencio con el alma hecha pedazos.

Pero ese no fue el final...

-Bat.

El hombre giró de reojo. Esa voz inconfundible, dulce melodía de la que no podía resistir.

-Cat.

Selina estaba justo detrás de él, con aquel hermoso vestido de encaje negro y un bello arreglo de flores blancas entre sus manos.

Los azules ojos de Bruce se iluminaron al tan solo verla.

Selina soltó su ramo, no le importaba nada más que él, su amado al que tenía en frente. Sus manos, al igual que sus rodillas temblaban de la misma manera como si estuviera a punto de saltar de un precipicio.

Bruce la estrechó con fuerza y ella correspondió mientras sus labios se encontraban con los de su amante para fundirse en un tierno beso.

-¿Creíste que no llegaría? -preguntó la gata con una tierna pero a la vez titubeante sonrisa en sus labios.

Bruce asintió con un leve gesto.

-Por un instante.

Ella no dejó de abrazarle ni un momento.

-A una chica le toma tiempo alistarse y verse bien-contestó acompañado con una risita.

Bruce sonrió a su futura esposa acariciando con ternura su suave mejilla. La mirada de Selina se reflejaba cansada, el maquillaje se sus ojos se había escurrido pero no por eso dejaba de verse tan bella como nunca la había visto.

Ella jaló de su corbata para traerlo de vuelta a la tierra.

-El juez nos espera, Murciélago.

Selina sonrió, no podía ocultar más la felicidad en su rostro, miles de mariposas revolotearon en su estómago pues el momento, aquel que por meses había soñado, finalmente llegaba.

...

La pequeña ceremonia se celebró en los jardines de la mansión Wayne, en ella la pareja no contemplaba la llegada de más de cincuenta asistentes, entre ellos amigos y familiares más cercanos, como lo eran los chicos, Jason, Dick, Tim y Damian; Alfred, el comisionado y su hija Barbara, Lucius Fox y familia, Clark, Lois y el pequeño Jon, los Kane, al igual que la doctora Leslie Thompkins y de la misma forma, a los empleados que se encargaban de la mansión.

El día que Batman eligió ser felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora