Hotel Mount Massive

Ella siempre quiso....

El tiempo era cada vez más corto y doloroso.

Sabía que su enfermedad lo terminaría matando, eso ya no le importaba.

Mount Massive se quedaría con su alma, y él podría seguir atendiendo su amado hotel.

Pero al menos quería ayudar a Eddie, quería salvarlo de sí mismo.

Cuando le conoció la primera vez, supo que era un hombre diferente al resto.

Tan educado, guapo y gentil.

Le acepto sin importar como se vestía, actuaba o hablaba.

Le mostro el hotel, le presento a todos los huéspedes, e incluso cocino varias noches para él.

Era un sueño hecho realidad.

Lamentablemente su lealtad debía estar con Madame.

Aun así, su amistad era solo para Eddie, y por ende su protección era para Waylon.

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Manejaba a toda velocidad.

Aun no sabía a donde diablos iba, solo que debía llegar pronto.

Dennis le había mandado un mensaje.

**te diré la verdad, ven aquí en dos horas**

Había una dirección anexa.

Y sin pensarlo pidió el auto de Lisa, y se dirigió hasta el lugar.

Era una casa en un suburbio bastante tranquilo.

Se veía vieja y descuidada, como si nadie hubiera habitado en muchos años.

Toco la puerta, y esta se abrió sola.

Eso debería haberlo asustado o advertido, pero sin pensarlo entro en el lugar.

Poco le importaba morir a estas alturas.

Así que se adentró en el lugar.

La casa era totalmente diferente al exterior, era tan hogareño y cálido, incluso elegante.

Muebles caros, pinturas y cientos de fotografías.

Pero hubo una que llamo su atención aún más.

Era Jeremy Blaire y Eddie...su Eddie.

Abrazados frente a esta casa, con una enorme sonrisa y una mirada....

-esta fue nuestra casa...antes de Mount Massive. -

Bajo con cuidado la fotografía, antes de voltear y darle un puñetazo a Eddie.

-me mentiste...-

Eddie se levantó con cuidado, había una sonrisa triste en su rostro.

-no es un tema sencillo...-

-supongo que no, pero tenemos bastante tiempo ahora-

Eddie le guio al piso de arriba, a un cuarto de un niño.

Y le entrego una fotografía.

-mi madre...-fue lo único que dijo, y debía admitir que le daba algo de miedo ese tono de voz.

Era más que obvio que Eddie odiaba a esa mujer.

-Eddie... ¿qué fue lo que te hizo? -

No pudo evitarlo, amaba a ese hombre, y verle sufrir no le gustaba.