Nadie pudiera....

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Waylon Park.

Una sublime presa para un cazador tan experimentado.

Simplemente solo había que verle para saber que había elegido bien al traerlo.

Una inocente víctima de ojos brillantes y mejillas rosas.

Era interesante encontrar a alguien así después de tantos años.

-madame, todos esperan que usted diga algunas palabras-

-es lo más adecuado-

Acepto entonces la copa que Trager le extendía.

Que mejor forma de atraer a su presa que con unas palabras de bienvenida.

-estimados compañeros, como ustedes se habrán enterado tenemos un nuevo invitado, por favor-

Waylon fue prácticamente empujado hasta colocarse a su lado.

-bienvenido Waylon, todos esperamos que te sientas como en casa-dijo antes de abrazarlo.

Hubiera sido un gesto hermoso, de no ser por la peste que despedía el rubio.

Ese maldito se había acercado antes.

Debió haber sospechado que no sería la única interesada en Waylon, ese infeliz también había fijado sus repugnantes ojos en su amado.

Pero esto no se quedaría así, si bien Eddie había intentado tomar ventaja, ella era mucho más fuerte que él.

-gracias yo...-

-llámame madame, todos aquí lo hacen. -

-es un placer conocerla madame-

Deseaba tanto probar aquellos dulces labios rosas, el solo escuchar su nombre siendo susurrado por aquellos delicados trozos de carne.

-será mejor que todos cenemos, me parece que Manera ha preparado un festín en honor a ti Waylon. -

-no debió molestarse, yo-

-ahora eres uno de nosotros, y por ende te mereces lo mejor-

-gracias-

Con firmeza tomo aquella varonil mano y le guio hasta la mesa.

Si bien ella no tenía hambre, nada la detendría de ver a Waylon cenar.

Incluso aprovecho la ocasión para alimentarle ella misma, metiendo pequeños trozos de cada uno de los platos

Y deleitándose con las maravillosas reacciones que aquel joven tenía.

Lamentablemente las horas avanzaban y ella debía retirarse para cumplir algunos encargos.

Pensar en dejar solo a Waylon era insufrible, pero de no hacerlo habría consecuencias, tanto para ella como para su hermosa presa.

-Waylon querido es momento de que me retire, serias tan amable de acompañarme al menos hasta la puerta de mi habitación-

-yo...claro si-

Waylon fue un completo caballero al levantarse y ayudarle con su silla.

Eso le alegro bastante, pues al menos no tendría que educar a su "mascota" en cómo tratar a una dama.

*

*

*

Madame es increíblemente bella de cerca, sus ojos azules resplandecen de una forma indescriptible.

Su pálida piel y esa sonrisa enmarcada en labios rojos solo le hacen suspirar cuando ella dice su nombre.

Es extraño para un hombre que alguna vez estuvo casado, pensar que encontraría mujer más hermosa que aquella que despertó junto a él durante largos años.

Para Waylon, quien no esperaba nada de Mount Massive, todo estaba resultando sorprendente y maravilloso.

Se sentía como Alicia, perdido en un mundo de sueños y encanto, deseos de descubrir más y más, encontrar al conejo blanco que miraba su reloj mientras gritaba que ya era tarde.

Y aun así siempre habría tiempo para una buena taza de té.

Si justo así se sentí.

Maravillado y ansioso por saber quién más vivía en este lugar.

-esta es mi habitación, te agradezco que me acompañaras Waylon, es lamentable que pocos hombres tan educados y guapos queden en el mundo-

-no soy nada especial señorita, solo soy un técnico en sistema al que la vida le ha dado duros golpes-

-pobre criatura indefensa, pero no te preocupes mi amado Waylon desde ahora yo cuido de ti-

Sus mejillas se sonrojaron, pero aun así agradeció a la bella dama.

Antes de retirarse a su habitación.

*

*

Con que ese es Waylon.

Rubio, ojos brillantes, y esa sonrisa inocente.

Tantos años sin ver a alguien así de virginal.

Le daba hasta cierto asco.

No se mal entienda, el chico es guapo, pero sería despedazado en pocas semanas.

En cuando madame perdiera el interés terminaría igual que el ultimo.

Si tan solo las paredes pudieran hablar, gritarían por el horror que entre ellas aún se ocultaban.

Desde la construcción de este edificio, el mismo se había encargado de "decorar" el interior de su hogar.

Hacerlo lo suficientemente "confortable", para que NADIE PUDIERA IRSE.

Hotel Mount MassiveWhere stories live. Discover now