90 días junto a ti [Noah Schnapp Y Tú]

La fiesta.

Era nuestro día libre.
Sin grabaciones
Ni entrevistas
Absolutamente libres.
Bueno....
Eso creo.

Salimos todos cada quien por su parte; Millie y Caleb se fueron de parranda, Jack a comer y probablemente al cine después, así que Noah y yo nos quedamos solos.

- ¿Entonces... que quieres hacer? - Noah comenzó a caminar mientras tomaba mi mano-

- No lo sé... Nueva York es muy grande... tal vez debamos recorrar algunos lugares-

Noah enarcó una ceja y se rió.

- Perdona -reí yo también- es que me emociona conocer el lugar en el que naciste-

- Está bien- dió un beso corto en mis labios- Solo por que amo ese brillo que sale de tus ojos cuando tienes curiosidad- abrazó mi cintura y volvió a besarme-.

Pasamos todo el día en la ciudad, jugueteando, comiendo, paseando...

Dando vueltas por la quinta avenida...., almorzamos en central park...

Fue uno de los mejores días de mi vida.

Al final del día me llevó al museo Metropolitano del arte, pues Noah sabía lo mucho que me gustaba el arte.

- ¿Estás feliz? - apareció por detrás mío mientras estaba sentada en una banqueta. Se sentó a mi lado-

Lo miré a sus hermosos ojos verdes, mientras soplaba el viento frío de la temporada, despeinandonos a ambos.

- Tu que crees, Noah- dije suavemente con una sonrisa, el se rió- Fue el mejor día de mi vida- me recosté en su hombro y el me cubrió con su saco que traía puesto-

- Quiero hacer que todos tus días sean así _____- dijo plantando un beso en mi coronilla-

- Ya lo haces.. - besé sus nudillos-

Ambos nos quedamos en silencio unos segundos.
No era un silencio incómodo, era cálido, reconfortante.
Era ideal para olvidar el frío de invierno.

- Este día todavía no acaba- sonrió pícaro-

- ¿Ah no? -

El me ayudó a levantarme, aún llevaba puesto su saco.

Un auto llegó, era el chofer particular del hotel.

¿Qué carajos pasaba?

- ¿Noah?- dije cuestionando la situación y el solo rió-

- Su carruaje- abrió la puerta para mí-

Subí al auto, pero el no subió.

- Te veo en el lobbie en 1 hora- cerró la puerta y el coche arrancó-

¿Qué estaba planeando?

Llegué al hotel, subí al cuarto, aún no había nadie.

Caminé hacia nuestra habitación y me tumbé en la cama con emoción.

Le grité a un cojín y me calme.

Al girarme me encontré con una caja, una pequeña, de color salmón y un listón negro.

Se lo quité y dejé ver su contenido...

Era un hermoso vestido blanco de lino y encaje. Con los hombros descubiertos y una falda hasta las rodillas.

Era precioso.

Me duché y me lo puse.

Me miré al espejo, estaba arreglada, pero no tanto. Solo tenía un poco de rimel y labial color rojo que contrastaba con el color blanco del vestido, y algunos collares de oro que tenía alrededor de mi cuello.

Me hice un chongo bien hecho y lo adornaba un tocado de color dorado.

No podía creer lo que estaba viendo, era.... era yo.
Pero mas feliz.
Y no, no era por el tocado, el maquillaje, las joyas o incluso el vestido.

Era por lo feliz que fue mi decisión. De tener a Noah junto a mí, de buscar mi propio camino.

De ser y vivir el momento.

- Esa eres tú, _____- Millie apareció por detrás mío con un vestido color morado, un tocado parecido al mío y sus ojos y labios pintados de colores intensos- Te ves preciosa- me sonrío-

La miré y volví a poner mis pies sobre la tierra.
Al verla vestida así supuse que tenía algo que ver con lo que Noah estaba planeando. Me moría de ganas por preguntar, pero él mismo apareció en la puerta.

- Señoritas...- Noah hizo una reverencia exagerada-

- Noah..- dijimos Millie y yo al unísono-

Noah vestía un traje plateado con una camisa azul con el que se veía guapísimo.

No pude evitar sonrojarme.

-Te ves hermosa.... - Noah extendió su mano- 

Sonreí y me condujo a la puerta.

No sabía que era lo qué iba a pasar pero estaba muy emocionada.