Capítulo 27.

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Las chicas que la acompañan le dicen algo y ella asiente, caminan al otro lado de donde me encuentro sentada.

Maggie hace ademán de levantarse pero la sujeto del hombro.

—No, tú quedate aquí —me pongo de pie— Yo las atiendo.

Asiente con la cabeza y vuelve a meterse a la conversación de nuestros amigos turistas. Me aliso el delantal y camino hasta la mesa donde está sentada, cuando me ven llegar detienen las risas.

—Buenas tardes —las saludo con una sonrisa— ¿Qué les sirvo?

—No sabía que trabajabas aquí —suelta la pelinegra— Creí que eras turista.

—¿La conoces? —pregunta la castaña que esta a su derecha.

La pelinegra parece darse cuenta de algo y se remueve nerviosa en su asiento, las mira y asiente.

—¿Nos dan un segundo? —dice poniéndose de pie.

Me toma del brazo y me hace a un lado, me mira con sus enormes ojos.

—¿Qué sucede?

—¿Podrías por favor no decir que nos conocimos en el baile? —susurra suplicante.

La miro con confusión y antes de poder preguntarle ella aclara:

—No saben que fui

—¿Entonces no saben que el regente... —dudo en terminar la pregunta— Ya sabes ¿como llevas eso?

Por un momento se ve perdida.

—¿Llevar el qué?

—Bueno que él estuviera acosandote —le digo con en voz baja

Tal parece el reconocimiento llega a ella pues abre los ojos de sobremanera.

—Espera ¿piensas que el regente estaba sobrepasandose conmigo?

Ahora soy yo la que me encuentro perdida, mi entrecejo se frunce y la miro interrogativa.

—¿Y no fue así? Porque yo sé lo que vi y el te tenía acorralada contra una pared y escuche claramente como le pedías que te soltará.

—Dios, no —susurra horrorizada— Él regente sólo estaba tratando de hacer que me calmará, estaba tan dolida y furiosa con Ever que estaba dispuesta a arruinarle su fiesta.

De repente me siento fuera de lugar, pero ¿que ha dicho ésta chica?
Tal parece ver mi estado pues se lanza a explicarme.

—Me presente en el baile pensando que Everett por fin daría el aviso de nuestra relación, pero fue un patán que creyó divertido humillarme frente al príncipe Dominik y sus demás amigos —habla rápidamente que apenas y puedo entender lo que dice— Le solté una bofetada y cuando estaba por romperle la cabeza a golpes, Adrien me sacó de la fiesta, trató de hacer que me relajará pero me puse un poco violenta y comencé a vociferar maldiciones y cuando quise volver a romperle la cara, Adrien me sujeto y fue cuando tú apareciste.

Abro la boca y la cierro, y vuelvo hacer esa acción hasta que recupero el habla.

—Me estás diciendo que tú y Everett ¿están saliendo?

—Estábamos, en tiempo pasado.

—¿Entonces el regente sólo trato de calmarte? —vuelvo a preguntar más abrumada que nada.

—Si, ese día estaba cegada, dolida y furiosa que no se me ocurrió contarte lo sucedido, aún sabiendo que podrías tener problemas graves por golpear al regente de Liechtenstein —suelta una risita— Pero no los tuviste ¿verdad?

La Corona de Aragón.Where stories live. Discover now