Capítulo 38.

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Escucho las ordenes de Aaron a la vez que miro a través de la ventana del auto, parece que se tomaron muy enserio lo de la seguridad, van al menos tres autos por delante de nosotros y una camioneta detrás.

—No puedo creer que estemos haciendo esto -susurra Aaron.

-Te dije que tú presencia no era requerida -bufo y Simón sonríe divertido.

-No me interesa tú opinión.

-Irrespetuoso.

-Terca.

-¡Grosero!

-Será mejor que dejen de discutir y vean el panorama.

En cuanto Simón deja de hablar mi vista se va nuevamente a la ventanilla, las calles están destruidas.

-¿Qué es esto? -me pego más al vidrio para ver si los grafitis y las tiendas saqueadas son reales.

-Una revolución.

Siento el sin sabor en mi boca, no digo nada, se que la gente de Aragón está desesperada, cuando no hay respuestas ni soluciones la única forma de hacer algo es de esta manera.

Ni siquiera puedo molestarme, entiendo su situación, me molesta más el hecho de que no se me haya avisado de esto.

-¿Qué esperas encontrar?

La voz grave me recuerda que un rubio va de mi lado, sigo sin saber cómo sentirme con su presencia, pero es algo a lo que no le tomo importancia, hay cosas más importantes que arreglar.

-Apuesto a qué ni ella sabe -responde Aaron, sarcástico, por mí.

Algo de razón tiene.

-Bueno definitivamente no esperaba encontrarme con las calles destruidas -lo miro de mala manera- Estoy segura de que hay algún tipo de trato entre gente del reino para no hacerme llegar información.

-Estás paranoica -se burla.

-Estando en ésta situación, no hay que confiar ni en las sombras -le responde el regente- No me gusta ser entrometido, pero si yo estuviera en la situación de la princesa, no confiaría en nadie.

-Bueno, usted no es la princesa así que no tiene que preocuparse por ello -Aaron lo mira mal- De hecho siguiendo su consejo, no deberíamos confiar en usted, tal vez es un rebelde o cómplice de Fausto.

-Aaron -advierte Simón.

-¿Qué? No sabemos qué hace aquí, ni siquiera le conocemos lo suficiente -su pelea sin argumentos me abruma- Además, ¿porqué ha insistido tanto en venir?

-Aunque no lo crea soy un excelente observador, les seré de ayuda para lo que sea que hayan venido.

Estoy por callar a ambos cuando por el rabillo del ojo veo un destello, no me da tiempo de avisar, algo da contra el coche.
Siento como mi cuerpo se sacude con fuerza, siento un tirón en un hombro.

Todo pasa tan deprisa que de un momento a otro mis oídos que se encuentran pitando, pero entonces a lo lejos comienzo a escuchar gritos.

Aturdida miró a mi alrededor, Simón que iba delante de mi asiento se encuentra en una forma extraña y con sangre en la cabeza, el miedo se empieza apoderar de mí, la histeria me gana pero alguien me saca de un jalón del auto.

-¡Vamos, vamos! -miro horrorizada como la sangre le escurre por la cabeza al regente.

Giro a ver el auto y me sorprende verlo con el techo pegado al piso.

-¿Qué pasó? -el aturdimiento y el ruido no me dejan procesar.

-¡Comando real, adelante! -Aaron sostiene la radio.

-¡Nos están atacando!

Giro buscando los demás coches, los que iban por delante se encuentran igual o en peor estado que el nuestro y los que iban por detrás, se visualizan a lo lejos.

-Tenemos que sacarte de aquí -Aaron trata de caminar pero hace una mueca de dolor y se sostiene un costado.

Desesperada trató de ayudarlo pero entonces el regente grita que corramos, estoy por negarme cuando veo que una ola de personas se vienen contra nosotros.

-¡Sacala de aquí! -le grita mi escolta al regente y éste me da un tirón.

-¡No, Aaron! -mi corazón acelerado, el pulso vuelto loco- ¡Vamos!

Un hombre gigante levanta un bate en dirección de mi escolta dispuesto a golpearlo cuando algo se impacta en su pecho, haciéndolo caer al piso, los hombres que venían con él, empiezan a caer uno a uno.

Mi mirada se va en dirección de los proyectiles y me sorprendo al ver mujeres disparando.

-Cubran a la princesa -grita una voz- Acerquen el auto y saquenla de aquí.

Una mujer toma a Aaron y empieza a caminar en dirección contraria de la ola de personas, el regente medio me carga y la sigue, pero recuerdo a Simón y les pido que se detengan, que mi guardia está en el coche.

-No sea tonta majestad, camine.

Niego con la cabeza.

-¡Aaron, dejamos a Simón -pero ya están subiendo a mi escolta a un auto-¡Simón! -mi garganta arde- ¡Simón!

-Eliana vamos -el regente me sigue estirando- Tenemos que sacarte de aquí.

Me sube al auto y agitada y desesperada por mi escolta estoy por gritar cuando Aaron saca su arma y les apunta a las mujeres.

-¡Bajen sus armas! -grita

-No sea estúpido, bajela usted -contesta quien nos sacó de ahí- Somos más y acabamos de salvarles el pellejo.

-No voy a poner en riesgo a la princesa ¡bajen sus armas!

Esta vez estoy de acuerdo con él y no le ordeno que pare.

-Princesa Eliana

Giro a ver a la mujer de color que me llama, me observa lentamente y algo en ella me tranquiliza.

-No tenga miedo, acabamos de sacarlos de una grande -suspira y ve mi hombro- Vamos a llevarlos a nuestra guarida hasta que alguien venga por ustedes o hasta que se calmen las protestas y podamos llevarlos al reino.

-¿Y porqué deberíamos confiar en ustedes? -preguntó dudosa.

-Por que entre toda la rebelión, nosotras la apoyamos -sonríe de medio lado- Apoyamos su reinado.

-No me basta -declaro

-Bueno, podemos bajarlos aquí y dejar que mueran a manos de un puñado de gente a la que le pagaron por terminar con su vida -mis cejas saltan en asombro- O confiar en nosotras, dejar que le acomodemos el hombro que tiene fuera de lugar y escuchar un poco de información que puede servirle.

Me miro el hombro y me sorprendo al ver un bulto por debajo de la capa, recuerdo el dolor que sentí y me doy cuenta que en efecto mi hombro está fuera de lugar.

Miro a Aaron y tras hablarnos con la mirada asentimos, el baja su arma y yo miro a la mujer que sonríe en agradecimiento.

-Elvira para servirle -hace una pequeña reverencia.







[...]

¡SORPRESA!

Me da hasta vergüenza escribir la nota pero ajá he vuelto y he traído conmigo un maratón de capítulos. Creí que esta novela ya no vería la luz del sol pero aquí andamos.
Este capítulo tiene segunda parte, corran a leerlo.

La Corona de Aragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora