Fije mi vista en ella, miraba cada lugar de mi casa, evaluándola, buscando quizá algo fuera de lugar, caminó hasta una pequeña mesa de cristal en el centro de la sala, tomó un portarretratos entre sus manos y soltó un suspiró exagerado.

―Así que todavía tienes esto ―giró su cuerpo en mi dirección, sus ojos azules me miraban expectantes, un brillo que no supe descifrar los llenaba, en su mano sostenía una fotografía en la que ella y yo sonreímos ampliamente ―Aquí pensé que realmente eras mi amiga. Perra mentirosa.

En mi pecho se formó algo extraño, algo que podía reconocer como culpa. En la sala se formó un silencio profundo, yo no sabía que decir, tampoco que hacer, lo único que quería era que ellos se fueran de una vez por todas.

Tenerlos aquí, demasiado cerca, solo me hacía recordar lo que había pasado, como había terminado todo.
Quería decir algo, pero solo me quedé allí de pie, mirando fijamente como Elisa miraba cada lugar de mi casa.

De pronto allí, de pie y con ellos invadiendo la privacidad de mi casa un recuerdo llego de pronto:
Estaba tirada sobre el asiento del copiloto, ni siquiera la bolsa de aire se había activado. Mi cuerpo dolía, estaba en una especie de transé, no podía moverme ni abrir los ojos.
Mi corazón dio un extraño vuelco cuando comprendió la situación.
Alguien me había atropellado. O mejor dicho alguien había atropellado mi auto.

Rogué para que ese alguien me ayudara, no quería morir sola en aquella carretera. No escuchaba a nadie, al parecer me encontraba sola, sentía como mi cabeza palpitaba, sentía mi garganta seca y mis músculos duros. Entonces oí su voz.

― ¡Debemos irnos de aquí! ―una voz masculina llenó mis oídos, yo conocía esa voz, pero no recordaba de donde o quien era él.

― ¡La maté! ―parecía un grito de felicidad, temí que eso fuera cierto, alguien me quería muerta, su voz era suave y femenina, también la conocía pero maldita sea, no sabía de dónde.

― ¡Elisa debemos irnos, joder!

Volví a la realidad de golpe. Abrí muchísimo los ojos mirando a Elisa. Ella había causado el accidente ella y su hermano, y todo por vengarse de mí.

Di un pequeño salto cuando sentí a alguien detrás de mí, el aroma que inundó mis fosas nasales me confirmó que se trataba de él. Colocó una de sus manos sobre mi cintura, me quedé quieta, mirando como Elisa estaba pérdida mirando las fotos sobre la mesa, estaba ajena a esta situación. Su mano trazó pequeños círculos en la zona, podía percibir que se estaba acercando, su cabello rozó mi hombro, sentí su aliento caliente en el mismo lugar.

― ¿Por qué lo hiciste? ―susurró, tan bajo que apenas pudo entender, el movimiento de mis piernas pareció desaparecer, yo solo estaba allí de pie―Juro que te creí.

La mano que estaba en mi cintura, subió hasta mi cuello y lo acarició lentamente, segundos después, depósito un rápido beso allí.

―Me rompiste en mil pedazos ―su aliento rozó en mí nuca, causando que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Él estaba muy cerca y eso no era algo bueno.

―Yo...

Intenté hablar, pedirle que se alejara de mí, pero él fue más rápido cuando de un tirón me dio la vuelta. Quedé frente a él. Con delicadeza, Axel colocó uno de sus dedos sobre mis labios callándome al instante.

―Yo no puedo creer que solo te hayas acostado conmigo para demostrar un punto.

Respiré, de acuerdo, tal vez tú que estás leyendo esto, estás confundida o confundido. Se los explicaré, les diré que exactamente sucedió con aquellos mellizos.

IRRESISTIBLE ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora